Siguiendo con el repaso de las obras de
Gene Colan que permanecen inéditas en nuestro país llega el turno de las dos interesantes miniseries de “
Nathaniel Dusk” que The Dean realizara para
DC a mediados de los ochenta, junto a
Don McGregor,
en la que dejó constancia de su dominio del género negro.
“
Nathaniel Dusk” es una obra modélica en la que a través de las andanzas de un carismático detective privado,
McGregor y
Colan ofrecieron su versión del turbulento Nueva York de los años treinta que trataba de dejar atrás el Crack del 29. El protagonista, Nathaniel Dusk, es un cansado y desencantado veterano de la I Guerra Mundial que, tras su paso por la policía y asqueado de la corrupción, decide montárselo por su cuenta como detective privado, aceptando todo tipo de encargos.
En la primera miniserie de cuatro episodios aparecida en 1984, “
Lovers die at Dusk”, el detective está intentando resolver un caso típico, encontrar evidencias sobre las infidelidades de un miembro de la alta sociedad por encargo de su mujer, cuando la mujer de la que Dusk está enamorado es asesinada. Dusk se tomará el asesinato como una afrenta personal, convirtiendo la resolución del caso en su único objetivo para lo que se sumerge en el mundo del hampa neoyorkina en el que irá descubriendo progresivamente el turbio pasado de su amada.
El éxito de “
Lovers die at Dusk”, propició la aparición el año siguiente, 1985, de nuevas aventuras de Dusk con el mismo equipo creador en una nueva miniserie de similar estructura que la primera, “
Apple Peddlars Die At Noon”, en la que el detective de Nueva York se enfrentaba a un nuevo caso y que el propio
McGregor considera uno de sus trabajos favoritos.
En “
Nathaniel Dusk”, el veterano guionista
Don McGregor se adelantó varias décadas a
Brubaker a la hora de trasladar al cómic la esencia de la novela negra norteamericana. Dusk es un detective duro, cínico y desencantado en la línea del Sam Spade de
Hammett que se rige por su propio código moral que le lleva en muchas ocasiones a bordear –cuándo no infringir- la ley.
En el apartado gráfico,
Colan logra una estupenda representación de los ambientes propios del género negro localizado en el Nueva York de la Depresión, dando una nueva dimensión a las historias de
McGregor, uno de los guionistas que mejor ha entendido su trabajo. Apoyado en la labor del colorista
Tom Zuiko, “
Nathaniel Dusk” es uno de los trabajos en los que
Colan aplica por primera vez el color directamente sobre sus lápices, una técnica que The Dean continuaría desarrollando en su obra posterior y que realza poderosamente su estilo. En la primera miniserie, entre
Zuiko y la reproducción de
DC destrozaron el trabajo de
Colan (
McGregor pidió a los encargados de
DC que llamarán directamente al editor y fundador de Eclipse
Dean Mullaney para que les indicara como reproducir los lápices de
Colan), pero en la segunda,
Zuiko cogió el punto al estilo de
Colan convirtiendo esa miniserie en uno de los mejores trabajos de The Dean.
En definitiva, “
Nathaniel Dusk” es una obra injustamente olvidada por nuestros editores que merece ser rescatada por muchas razones, sobre todo, en estos tiempos en que se vive un “revival” del género negro en el cómic. No estaría de más que
Planeta, a lo largo de los próximos seis años, tuviera a bien reunir las dos miniseries en uno de esos tomos
Universo DC con los que recupera material clásico. Por soñar que no quede…