Joe Hill cuando eligió dedicarse a esto de escribir tebeos y novelas de terror podía haber sacado a relucir el globo del apellido de papá para sobrevolar nos y abrirse puertas y públicos o acomplejarse ocultándolo sabiendo que sus trabajos siempre bajo sospecha sometidos a la inevitable comparación. Como gato revivido o taimado vampiro de ese terrorífico sitio que debe ser el estado de Maine, el astuto Joe tiró una buena jugada omitiendo el apellido familiar porque ahora nadie le puede echar en cara ser el hijo de su papá y aprovecharse del apellido al tiempo que todos sabemos y sacamos a relucir el dichoso parentesco en cualquier reseñita que escribimos sobre su obra (Eh que el Joe Hill este es Joe Hillstrom King, el hijo de Stephen King…). Y, sin embargo, y más allá de llamarse como se llame Joe Hill está desarrollando una interesante carrera como guionista de cómics – como escritor no opino que no he leído nada suyo- con series como “Locke & Key” (vale, pronto escribo sobre ella para ver si animamos a Panini a retomarla) y esta historia de “La Capa”, adaptación de un cuento aparecido en una antología de relatos de terror, que ahora Planeta nos presenta adaptado y ampliado en cómic en una completa edición por parte de Planeta.
La historia de “La Capa” en principio es muy simple. Dos hermanos de edades similares que rivalizan desde pequeños. Uno es bueno y el otro malo. Al bueno le sale todo bien en la vida y el malo es un fracasado que vive a su sombra, amargado sin valorar las cosas positivas con las que cuenta. Cuando el hermano malo se encuentra con una capa mugrosa con la que jugaba de pequeño a los superhéroes que mágicamente le otorga el poder de volar se dedicará a ajustar cuentas a su manera con todos aquellos que piensa que le han estado fastidiando toda la vida y no le permitieron desarrollar su potencial.
Por ahí he leído que este tebeo es una vuelta de tuerca al concepto de superhéroe profundizando en el mismo. Estoy en completo desacuerdo. “La Capa” no es un tebeo de superhéroes y no hace más que sembrar la confusión entenderlo por tal, sino que se trata de un original relato de terror de esos que papá King – mecachis, ya he caído en la comparación yo también- escribía como nadie de joven mezclando elementos fantásticos y terroríficos con la cotidianeidad y que no podías soltar hasta que acababas.
Hill demuestra haber aprendido muy bien sus lecciones y desarrolla una historia excelente tanto en lo que sería la adaptación del relato original como en su continuación en forma de miniserie que hilvana perfectamente uno con el otro para ofrecer un relato único y continuado, bien secundado por el coguionista Jason Ciaramella. La historia está bien estructurada, los personajes sencillos pero definidos con claridad y los diálogos cotidianos y concisos otorgan realismo la a increíble historia de terror.
En el aspecto gráfico Zach Howard realiza un trabajo eficaz trasladando a dibujo la historia de Hill aunque su trabajo se vea afectado por un irritante pixelado que no sé si proviene de la edición original de IDW o la española de Planeta, que además se complementa con la reproducción del relato manuscrito en ingles con anotaciones del autor.