Inicia Diábolo Ediciones la
publicación de una nueva serie ambientada en la II Guerra Mundial en la que un
equipo creativo distinto en cada uno de los siete álbumes en que está prevista
la serie se dedica a intentar responder si en momentos claves del conflicto los
hechos históricos hubieran sido distintos. Una ucronía histórica en toda regla
que se ajusta a la fórmula clásica de los “What if…?” superheroicos que pusiera de moda la Marvel en los ochenta. De este modo, en este primer tomo el equipo
formado por el guionista David Chauvel y los dibujantes Eric Henninot y Hervé Boivin
nos dan su respuesta a lo que hubiera pasado si Hitler hubiera muerto en
1939 si el fallido atentado de Johann Georg Elser hubiera tenido éxito.
En este primer
álbum, el equipo creativo plantea que la guerra habría estallado igualmente
aunque se hubiera desarrollado de manera muy distinta siendo uno de los
momentos claves de esta guerra paralela la batalla de París que se habría
desarrollado en una capital de Francia evacuada de población civil y tomada por el ejército
francés a la espera del asedio de los alemanes. En este álbum, Chauvel, Boivin
y Henninot se centran en mostrar la tensa espera de el día a día en la ciudad desierta de una de las
patrullas francesas antes de la gran batalla contra los alemanes.
Me ha decepcionado esta primera entrega de la serie pues lo que en principio se
vende cómo el elemento central de la historia – la muerte de Hitler en 1939- ocupa solo el prólogo de la misma siendo el
desencandenante de los hechos narrados en el grueso del álbum, un episodio bélico imaginado en el que
Chauvel cae en todos los tópicos de las historias bélicas protagonizadas por
grupos reducidos y explotadas hasta la saciedad en el cine desde “La Patrulla
Perdida” hasta “Salvar el soldado Ryan” (por no hablar de la magistral serie televisiva “Band of
Brothers”). La diferencia más llamativa es que la nacionalidad de los soldados
protagonistas del álbum es francesa pero, más allá del detalle, Chauvel cae en
todos los arquetipos una y mil veces vistos en diversas historias para
caracterizar a sus soldados (el misterioso veterano de oscuro pasado, el jefe
inseguro, el poeta, el líder en la sombra, etc…), siendo quizás el único guiño
más o menos original la presencia en el reparto de unos gemelos bigotudos que parecen
referenciarse tanto en los clásicos Hernández y Fernández de Hergé como en los
inefables Mario Bros. de Sony.
A partir de estos datos y
cierto conocimiento documental de la historia, Chauvel monta una trama
convencional usando como narrador interpuesto la relación epistolar del jefe de la unidad con su
esposa. El principal problema de la historia, en mi opinión, es que Chauvel intenta dar una excesiva verosimilitud a
la historia partiendo de su premisa falsa ciñéndose a un falso realismo que
acaba volviendo la trama previsible y manida cuando la gracia del asunto
estaría en hacer algo original y diverso aprovechando la ucronía y su carácter
de ficción.
En el aspecto gráfico,
volvemos a las mismas. El arranque es espléndido con el desarrollo en primera
persona en el prólogo del atentado contra Hitler por el
mismísimo Elser al que adivinamos entre sombras, dibujado con brillantez por Henninot (al que ya conocimos en
España gracias a “XIII Mystery”). Sin embargo, una vez logrado el efecto de
epatarnos con la espectacular capilla ardiente de Hitler, toma las riendas de
la historia Hervé Boivin, un dibujante que asume un rol mucho más convencional.
De este modo, Boivin es un dibujante muy correcto, que se ciñe con mimo a las
instrucciones del guionista dibujando con precisión tanto las calles desiertas
de París donde se desarrolla la acción como los diversos personajes pero su
narración es lenta y premiosa lastrada por lo convencional de la historia y a mí me ha dejado bastante frío.
En fin, esperaba algo distinto
de este primer álbum de “WW 2.2”, que el álbum se hubiera centrado en mostrarnos efectivamente el atentado contra Hitler y no sus consecuencias, quizas. Y es que estoy seguro que "WW 2.2" es una serie que parte de unas ideas que pueden
dar mucho más de sí de lo que lo que han planteado Chauvel y Boivin en este primer álbum. Ojalá que en el segundo a
cargo de Robledo y Toledano (sí, los de "Ken Games") estos acierten y sean capaces de sacarle todo el jugo al
concepto. Ya os contaré.