El mayor reto de nuestra
especie consiste en adaptarnos a los cambios. Sin embargo, romper los tabúes y prejuicios
ancestrales de la tribu para aprender nuevas técnicas o incorporar nuevas ideas
solo es asumible por unos pocos elegidos por la genética y/o el carácter en cada generación que por lo general
antes de alcanzar el reconocimiento general, si lo logran más tarde que
pronto, son ridiculizados o abiertamente rechazados por una obtusa mayoría que prefiere
aferrarse a la comodidad de lo conocido antes que evolucionar.
Lo anterior es una regla que
se repite a lo largo de nuestra historia y se cumple en cualquier ámbito de
la vida... incluidos los tebeos de superhéroes de “Batman”. A lo largo de sus ya
casi 75 años de historia, el Hombre Murciélago ha sufrido distintas
evoluciones para adaptarse a los gustos de las nuevas generaciones de lectores.
De este modo, los distintos autores de Batman han explorado
distintos aspectos de su personalidad - superhéroe, detective, justiciero,
vengador…- a lo largo de las generaciones con el rechazo inicial de aquellos
que se aferraban a las versiones pretéritas y no aceptaban los cambios del
personaje aun cuando a la larga acabaran –en muchas ocasiones- rindiéndose ante
las buenas historias que posibilitaban las nuevas versiones.
Tras muchos años, el
siempre discutido Grant Morrison en “Batman Inc.”- el cuidado tomo recopilatorio en el que ECC
Ediciones ha recopilado la serie limitada de ocho números homónima, junto a las historias
“Batman: The Return” y “¡Batman
Incorporated: Leviatán ataca!” que funcionan a modo de prólogo y epílogo respectivamente de la primera - logra
dar un paso más en la evolución del Hombre Murciélago que seguramente no será
entendido por muchos pero que señala, con la genialidad propia de un autor
siempre un par de pasos por delante del resto, el camino a la evolución natural del Batman
contemporáneo.
Tras los sucesos de “Batman
RIP”, un Hombre Murciélago que ha atisbado el negro destino de la humanidad se prepara para afrontar la nueva amenaza
global que se esconde bajo el nombre de
Leviatán, organizando (y financiando a través de su identidad civil de
Bruce Wayne) una red de justicieros mundial que bajo su supervisión hará frente
a Leviatán y sus secuaces a lo largo y ancho del mundo.
Grant Morrison no deja de
sorprenderme con su habilidad para sacar petróleo de donde parecía que todo
estaba contado aprovechando personajes e historias que en muchas ocasiones ni
los más veteranos del lugar recordaban que existieran, otorgándoles una nueva
perspectiva. De este modo, en “Batman Inc.” aprovecha conceptos que están al
orden del día para contextualizar la historia como los de amenaza global,
Internet 3.0 o internacioalización para dar una nueva patina a
Batman renovando tramas y argumentos que
ya eran viejos hace treinta años sin que apenas se note para el lector novel y planteando un endiablado juego multireferencial al veterano del que seguramente no saldrá bien librado.
De este modo, la idea de una organización
global de justicieros es tan viejo casi como el género, pero Morrison la
presenta ahondado en la propia tradición del Hombre Murciélago en un juego referencial
solo al alcance de los aficionados más hard al Hombre Murciélago y que incluso
lleva al propio Morrison a explicar en un apéndice de dónde recuperó tal o cuál
personaje marginal aparecido en la Golden o Silver Age. A partir de una supuesta amenaza
global de un misterioso enemigo que no acaba de desvelarse hasta el genial clifhagging
final Batman y sus acólitos se presentan corriendo de un lado para otro del
mundo para acabar con los demenciales planes de esperpénticos supervillanos en
frenéticas tramas imposibles... Un momento, ¿pero esto no es el Batman de toda la
vida? Pues sí y no. Porque precisamente el gran mérito de Morrison es sumar los
distintos aspectos del personaje que anteriores autores desde la Golden Age se
encargaron en desarrollar y aprovecharlos para abrir nuevas vías expandiendo
su universo hacia nuevas posibilidades más allá de la monótona repetición de las mismas fórmulas aunque, como el mismo Morrison es
consciente y así lo hace notar constantemente con una de las claves de la
historia -el uróboros- volver al origen del
personaje y de paso anunciar quizás el principio del fin de su etapa en la
serie resolviendo algunas de las cuestiones pendientes desde su arranque.
En el aspecto gráfico, Morrison
se encuentra bien secundado por un elenco de dibujantes de lujo como David
Finch, Yanick Paquette Chris Burnham, Cameron Stewart y Scott Clark, cada uno
de los cuáles se hace cargo de un número de la serie y que resuelven con brillantez y a su propio
estilo las dificultades que el exigente escocés les plantea con sus complejos y
enrevesados guiones.
En fin, mi único consejo al
lector que afronte la que es la mejor tormenta de ideas en torno al concepto de Batman de los últimos
años que, como en todos los tebeos de Morrison, se deje llevar y disfrute sin intentar entenderlo todo antes de tiempo y condene a un visionario como el escocés. El viaje al final merecerá la pena.