Ayer me enteré con sorpresa de la muerte de la nariz más famosa del cine y de la televisión. Con sorpresa, porque pensaba que
Malden debía llevar años fallecido pero el viejo
Malden, que encarnaba como nadie las virtudes del americano medio de antes, ha resistido silenciosamente y casi ha llegado a centenario. Hijo de emigrantes,
Malden siempre ha sido un actor reconocible en todas las películas y series en las que participó por la enorme cachiporra, consecuencia ade la práctica al baloncesto en su juventud, que lucia en medio de una cara -no exenta de atractivo- a la que apenas parecían afectar el paso de las décadas. En el cine logró pocos papeles de protagonista, mermado por su apariencia, física aunque se convirtió en uno de los más importantes secundarios de los años cincuenta, participando en grandes películas como “
El pistolero”, “La ley del silencio” o “
Un tranvía llamado Deseo”, interpretación que le valió el Oscar a mejor actor de reparto. Posteriormente, siguió participando en grandes películas como “
La ley del silencio”, “El hombre de Alcatraz” y “
Patton”, aunque cada vez le resultaba más difícil conseguir buenos papeles.
A pesar de su larga trayectoria cinematográfica, el papel que le hizo enormemente popular fue el de Mike Stone en la serie “
Las calles de San Francisco” donde interpretaba a un astuto y veterano policía que le daba unas cuentas lecciones –en más de un sentido- a su pipiolo y guaperas compañero, un jovencito
Michael Douglas. Yo creo que todos los niños de la época nos hicimos fans de Mike Stone, un tipo feo pero inteligente y dotado de ironía y cerebro bajo su eterno sombrero, antes que de
Douglas que ya por entonces iba de sobrado, mérito este de un astuto
Malden que supo comerse al jovencito y resolver a su favor una serie que a priori explotaba la rivalidad generacional entre ambos compañeros. “
Las calles de San Francisco” fue una gran serie de los setenta y marca un hito dentro de las series policíacas, una serie que, además, ha resistido bastante bien el paso del tiempo, estableciendo un modelo imitado hasta la saciedad posteriormente.
Malden fue un actor inteligente que supo hacer de sus limitaciones físicas una virtud y mejoró todas las obras en las que participó. Un secundario de los que ya no quedan.
D.E.P.