Astiberri ha publicado por fin la última obra hasta la fecha del noruego Jason en la que este nos sorprende con la novedad de ceder el guión al contrastado Fabien Vehlmann para contarnos una historia de piratas, verdugos y desencuentros en “La isla de los Cien Mil Muertos”.
El padre de Gwenny partió a
la búsqueda del fabuloso tesoro de la Isla de los Cien Mil Muertos tras encontrar en una
botella la localización de la isla, dejando a la niña al cuidado de su demente
madre. Sin embargo, cuando la misma Gwenny encuentra en otra botella el
paradero de la isla partirá a la búsqueda de su padre y la isla en la que
desapareció, aun cuando tenga que
enrolar en la empresa a una tripulación de ambiciosos y traicioneros piratas y
desvelar los sorprendentes misterios que se esconden en la isla.
Tras la lectura de “La isla
de los Cien Mil Muertos”, no me queda muy clara la contribución de Fabien
Vehlmann, guionista al que hemos disfrutado en España en series como “El Marquésde Anaon” o “Green Manor”, ya que en esta obra su contribución queda difuminada
y solo son reconocibles las inconfundibles características de las obras de Jason por lo
que podría pasar perfectamente por una de sus obras en solitario.
Y es que “La isla de los Cien Mil Muertos” es
una original, surrealista y cómica aventura de piratas no exenta de un punto de
ternura en la que Jason y Vehlmann
reinterpretan las convenciones del género de piratas para sorprender a los lectores partiendo de
una base que evoca directamente con “La isla del tesoro” de Stevenson, modelo que
enseguida abandonan para introducir sorprendentes giros argumentales.
Como digo, si la idea de
Jason al aliarse con Vehlmann era buscar nuevas vías e insuflar nuevos aires a
su obra lo cierto es que la asociación
ha sido un fracaso pues en “La isla de
los Cien Mil Muertos” no se perciben novedades respecto a su producción
anterior siendo esta obra tan solo una muesca más en su original
reinterpretación de los géneros donde el noruego parece haber encontrado un
auténtico filón.
Probablemente, el ¿mérito? de Vehlmann consista en saber
mimetizarse con Jason hasta pasar desapercibido a la hora de construir una
historia oscura y cómica al tiempo en la que los gags negrísimos se suceden
para dibujar una sonrisa al lector. Lo que también es cierto es que la obra
pierde cierta hondura y complejidad estructural respecto a otras obras de Jason, abocándose exclusivamente a un
desarrollo lineal alejado de los recursos narrativos que el noruego nos ofreció
en sus mejores trabajos.
La suma de Vehlman y Jason
no mejora el trabajo de Jason en solitario ni el de Vehlmann junto a otros
dibujantes, con lo que no se puede
considerar esta una alianza satisfactoria a pesar de lo correcto del resultado
final aun cuando sin duda satisfará a
los fieles seguidores de Jason, más que a aquellos que se hayan acercado a la
obra bajo el reclamo de la firma de Vehlmann quienes pueden sentirse
decepcionados. Y es que “La Isla de los Cien Mil Muertos” no deja de ser un aporte menor y
anecdótico en la obra de dos autores que han demostrado brillar más por
separado.