Un año más, y que sean muchos oigan, ha llegado la Navidad, con sus depresiones, risas forzadas y marketings varios. Cada vez, con el paso de los años, hay más gente que me reconoce que odía estas Fiestas que, sin embargo, no conozco a nadie que deje de celebrar. Escuchando sus argumentos no puedo quitarles la razón y lo cierto es que la Fiesta se convierte en una cosa reservada casi en exclusiva al goce de los santos, los tontos y los niños. Yo, hace unos años, asumí un compromiso conmigo mismo de intentar disfrutar al máximo esta Fiesta tan extraña (sí, a mí tampoco me ha gustado nunca especialmente) así que aliándome con los tontos y los niños, que nunca con los santos, este humilde Lector les desea Felices Fiestas. Sean todo lo felices que puedan.
martes, 25 de diciembre de 2007
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