Con acierto, los editores del coleccionable Marvel Héroes de Panini han incluido la corta etapa de Geoff Johns a cargo de los héroes más poderosos de la Tierra, antes de su fichaje y exitosa carrera en DC, en su colección. Y, además, han acertado doblemente al publicar inicialmente el grueso de la etapa, los números 61 a 70 USA del tercer volumen de “Los Vengadores” prescindiendo inicialmente de los primeros números y de los últimos que aparecerán recogidos en nuevos tomos del coleccionable que ya están anunciados y que completarán la totalidad de la etapa de Johns a excepción del número 63 USA.
Y es que la etapa de Johns, puente entre la de Busiek y la de Bendis, no es nada desdeñable, sobre todo porque probablemente fueron los últimos tebeos que se hicieron en la serie en condiciones antes que Brian Michael Bendis impusiera el decompressive storytelling y su particular manera de entender el género superheroico, en general, y a Los Vengadores, en particular. Johns dejó un puñado de entretenidos tebeos y una saga, “Zona Roja”, que ha ido ganando con los años, sobre todo comparándola con todo lo que vino después.
En “Zona Roja”, los Vengadores han de enfrentarse a una crisis de enormes proporciones cuando un arma bacteriológica que produce la muerte en poco tiempo es liberada en uno de los mayores símbolos de los Estados Unidos, el monte Rushmore, acabando con la vida de cientos de turistas. Mientras un grupo de héroes se dirige al mismo lugar de la tragedia, otro coordina las tareas de salvamento, buscan un antídoto y persiguen al villano culpable del atentado.
“Zona Roja” es un tebeo de superhéroes notable probablemente porque no enfrenta a los superhéroes a una amenaza extraordinaria e increíble como estamos acostumbrados sino que se fundamenta en uno de los miedos más importantes del inconsciente de la población norteamericana de aquellos años, la repetición de un atentado de similares características que el ataque de las Torres Gemelas el 11 de Septiembre de 2001. Johns se inventa otro escenario y otros terroristas y juega a imaginar el papel de los superhéroes una vez el atentado se ha producido (y que curiosamente no han sido capaces de evitar) centrándose en el espectáculo balsámico que encierra su actuación, pero sin olvidar y sin abusar en la demostración de sus emociones frente a la catástrofe.
Johns da buena muestras de lo buen guionista que es cuando quiere, mostrando las diferentes reacciones que provocaría el atentado, apoyándose en el conocimiento previo de los lectores de las particularidades de los principales personajes para obviar su caracterización (que ya ha reforzado en los números previos que sirven de “prólogo” a la saga dibujandos por Gary Frank e Ivan Reis), apoyado en el dinamismodel dibujo de un por aquel entonces poco conocido Olivier Coipel que da a la historia el tratamiento espectacular que precisa. El guionista deja para el final el desenmascaramiento del villano terrorista, aunque ya había sembrado algunas pistas sobre su identidad, que curiosamente (o no) se ocultaba en las entretelas de la administración estatal.
En definitiva, “Zona Roja” , a pesar de a aparición “estelar” de un George Bush Jr. que desluce el tebeo, no deja de ser una agradable e inteligente lectura de género que cumple sus objetivos de entretener y exorcizar fantasmas sin tomar el pelo al personal.