lunes, 3 de agosto de 2009

Todo lo bueno se acaba


Todo lo bueno se acaba y eso es lo que ha pasado con mis vacaciones. Tras quince días de tranquilidad relativa en las agradables playas de Oropesa del Mar, uno vuelve a los bullicios capitalinos desorientado y con poca gana pero es lo que toca.

¿Las vacaciones? Muy bien, gracias. La pequeña ha descubierto que el agua le gusta y se ha convertido en una pequeña salvaje que en la piscina chapoteaba más que los niños grandes. La mamá y yo hemos babeado a gusto (la peque también pero lo suyo se arregla con la edad) viendo los avances de nuestra pequeña impaciente y hemos agradecido la salida tras casi dos años sin poder hacer una escapadita.

Mis disculpas a los parroquianos que han seguido pasando religiosamente por el blog y de los que ni siquiera me despedí. Poco a poco, iré recuperando el ritmo de entradas durante este mes y espero que el de lectura también. Alguna cosa he podido leer y ganas de comentársela pero, si acaso, ya lo dejamos para mañana.

(El chiste es de Bernal y describe bastante muy bien lo que he sentido esta mañana al fichar en el trabajo).