Aprovechando la recopilación en tomos que está realizando
Planeta de la serie que ya publicara hace pocos años “
Conan, La Leyenda”, estoy aprovechando para releerla con calma y disfrutar de buen trabajo de ese extraordinario guionista que es
Kurt Busiek.
A mí
Busiek, como
Archie Goodwin en su momento, me parece un hombre capaz de hacer milagros. Un guionista que sabe dar siempre con la tecla justa de qué tebeos le interesan a sus potenciales lectores. Si
Goodwin salvó a
Marvel haciéndose con los derechos de los cómics de “
Star Wars”,
Busiek hizo lo mismo arreglando buena parte de los desaguisados de la
Marvel de los “
Heroes Reborn” con estupendas etapas en “
Los Vengadores” y “
Thunderbolts”. Sin embargo, no contento con esto,
Busiek dio el triple salto mortal sin red para “resucitar” a un muerto como Conan, exprimido hasta el tuétano durante décadas por la mencionada
Marvel, en la colección que nos ocupa para
Dark Horse a base de entretenidísimas historias que respetaban la esencia del personaje y nos mostraban sus primeros años y, de paso, realizaba nuevas adaptaciones de buena parte de los relatos originales de
Howard.
En este primer volumen, que recoge los siete primeros números de la serie más el prólogo que fue el número 0,
Busiek nos muestra a un Conan, joven y soñador, que, tras abandonar su Cimmeria natal, se dirige a la legendaria Hyperbórea, tierra de maravillas situada en la zona más septentrional del mundo hibóreo. Tras ayudar a un grupo de aesires a acabar con las escaramuzas de los vanires en sus tierras y sobrevivir a los encantos de Atali, la hija del gigante helado, Conan y sus aliados aesires son traicionados y enviados como esclavos a una Hyperborea, bastante diferente de lo imaginado por el cimmerio.
Busiek consigue desde este primer arco argumental dar una coherencia a la historia del bárbaro Conan no vista antes en un cómic de este tipo. Mediante la elipsis iniciada en el prólogo bajo la apariencia del relato de una crónica de leyenda que evoca a las mil y una noches,
Busiek legitima su versión sin desmerecer a las de las otras fuentes que ya conocíamos –la del mismo
Howard, la de
Thomas y
Marvel…- , otorgándole además a la biografía de Conan una cohesión nunca alcanzada con anterioridad, cuidando cada detalle de la descripción de las localizaciones como a la caracterización de los distintos personajes que van apareciendo para sin contradecir a sus predecesores otorgarle una patina novedosa que engancha tanto a los lectores que desconocen todo de Conan como a aquellos que siguen sus aventuras de antiguo. En este tomo,
Busiek presenta una primera aventura de juventud de Conan en la que de algún modo el cimmerio pierde la inocencia tras su encuentro con los terribles y poderosos hiperbóreos al tiempo que no le importa alejarse de la cronología mayoritariamente aceptada de las aventuras howardianas para introducir su versión del maravilloso relato “
La hija del gigante helado”.
En el aspecto gráfico, la serie cuenta con el dibujante canadiense
Cary Nord que le da un aire moderno y personal sin renunciar por ello a referencias clásicas de la Fantasía Heroica en general, como
Frank Frazetta, y Conan en particular, como
John Buscema. En estos números, el colorista Dave Stewart aplica directamente el color sobre los lápices de
Nord sin entintar, logrando sorprendentes y espectaculares resultados.
“Conan, La Leyenda” es una excelente puerta de entrada al universo howardiano y este primer arco argumental una buena muestra de lo que está por venir. Ya seguiremos contandolo.