Tras “Bernard Prince”, la otra gran serie que Hermann Huppen realizó en colaboración con Greg y supuso su explosión definitiva como primera espada del cómic europeo no es otra que “Comanche” la que, junto con “Blueberry” de Giraud y Charlier es uno de los mejores cómics del Oeste de todos los tiempos.
En 1969, el Western en el cine todavía estaba de moda y se encontraba en su edad de plata de la mano de directores como Sergio Leone o Sam Peckimpah quienes habían tomado el relevo a directores como Ford o Hawks que lo habían llevado a su máximo esplendor años antes. Estos nuevos directores tenían una visión más dura, desencantada, realista y violenta acorde con los gustos de las nuevas generaciones.
La colaboración de Hermann y Greg se mantuvo hasta 1983 y se prolongó durante diez álbumes (la serie continuaría cinco álbumes más, manteniéndose Fred a cargo de los guiones de los cuatro siguientes y Rouge del dibujo, mientras el decimoquinto, que cierra la serie, fue guionizado por Rodolphe) que son una de las grandes obras del cómic europeo. ¿Qué hace tan especial “Comanche” respecto a otros westerns en viñetas? Hermann y Greg pretendieron desde el primer momento hacer algo diferente de los éxitos precedentes por lo que, sin abandonar los tópicos del héroe trotamundos, buscan en “Comanche” ofrecer una mayor diversidad y complejidad de temáticas. De este modo, nos encontramos con un gran protagonista, Red Dust, que asume el rol de cow boy solitario, pero que, al contrario, que Blueberry o Jerry Spring no busca aventuras, sino que más bien huye de ellas.
Red Dust, es el personaje principal de una obra que se antoja coral y en la que no sólo los protagonistas con Red a la cabeza tienen una importancia trascendental, sino que el entorno – el rancho 666 y la ciudad vecina de Greenstone Falls – va más allá de la mera ambientación convirtiéndose su desarrollo y evolución en un tema narrativo más a desarrollar conforme avanza la serie. El resto de los personajes principales, está diseñado para aportar algo novedoso y sorprendente para el lector: desde los revolucionarios Comanche, dueña del 666 y que da nombre a la serie, hasta Toby “Cara-Oscura”, un cow-boy de color -¿¿cuándo hasta entonces se había visto que un negro y una mujer protagonizarán un western??- hasta los más tradicionales Clem “Pelo Loco” o Ten Gallons, que serían en cierto modo los contrapuntos clásicos del joven inexperto y el veterano cascarrabias.
Pero no sólo en la caracterización de los personajes resulta rompedora en "Comanche" sino también en el tratamiento crítico y la profundidad psicológica de las historias donde se pone en tela de juicio los tópicos del género y se desarrolla todo el potencial de los personajes. Así, en “La Revuelta del hambre” se ofrece una visión agridulce de la cuestión india mientras que en los tres álbumes siguientes, “Los lobos de Wyoming”, “El cielo rojo sobre Laramie” y “El desierto sin luz” se exploran las consecuencias de tomarse la justicia por su mano en la figura de Red Dust y su rehabilitación convertido en ayudante del sheriff en “Furia Rebelde”. En los siguientes álbumes, “El dedo del diablo” y “Los sheriffs” Hermann y Greg exploran la relación nunca aclarada entre Red Dust y Comanche, provocando el conflicto gracias a la figura del rival en el candidato a gobernador de la región que flirtea con Comanche y provocando que Dust, celoso, abandone el rancho. Cuando Comanche se encuentra en peligro en un pueblo cercano, Dust junto a unos antiguos sheriffs la rescatará. Los dos últimos álbumes, “Et le diable hurla sá joie” y “Les corps d’Algernorn Brown”, están inéditos en castellano y se podrían considerar junto al sexto, “Furia Rebelde” que el propio Hermann considera uno de sus peores trabajos, los más flojos de la serie. En ellos, Hermann y Fred escriben historias de menor profundidad que las anteriores y con un corte aventurero más clásico. En “Et le diable hurla sá joie” intentan detener a un vendedor de seguros que llega a Greenstone Falls y que se dedica a provocar incendios para mejorar sus ventas mientras que en “Les corps d’Algernorn Brown” se presenta una historia con tintes de misterio al tener que descubrir Comanche y Red la identidad real de un cadáver misterioso que ha aparecido en sus tierras tras unos días de torrenciales lluvias.
Un recurso fundamental en “Comanche” es el uso de la élipsis para potenciar el transcurso del tiempo dejando importantes hechos a la imaginación del lector. De este modo, todo el tiempo de la estancia en prisión que transcurre entre el fin de “El cielo rojo sobre Laramie” y el inicio de “El desierto sin luz” o el fin de Furia Rebelde” y “El dedo del diablo” en los que Greenfalls pasa de ser un apeadero del ferrocarril a convertirse una ciudad importante.
En “Comanche” nos encontramos por fin a un Hermann en plenitud en una serie que por sus características le permite explotar todo su potencial como narrador gráfico. Hermann, utilizando un estilo narrativo muy cinematográfico, pone un cuidado especial en el desarrollo del entorno, convirtiendo el trabajo en el rancho y la vida cotidiana de la ciudad en elementos importantes de la trama general de la serie, potenciados con grandes viñetas y arriesgadas perspectivas con las que busca ganar mayor profundidad de plano al tiempo que a modo de grandes ilustraciones sirven para centrar el tema de la página, e intenta en la medida de lo posible escapar de los engorrosos cuadros de texto. Su obsesión por el realismo le lleva a dibujar unos personajes sucios y desarrapados poniendo especial cuidado en el entorno en el que se mueven y otorgando una enorme tensión dramática a las historias al tiempo que dosifica esa tensión a través de un estudiado diseño de página para que al final de cada una de ellas haya un momento de pausa que induzca al lector a mantener la atención en la lectura.Asimismo, Hermann, introduce como recurso novedoso para la época la portada como primera viñeta de la narración en Red Dust donde muestra al protagonista como un héroe descabalgado que hace señales a una diligencia. Sólo en el último álbum de la serie, Hermann se permite alguna licencia introduciendo elementos anacrónicos ocultos como si de una película de serie B se tratase en lo que es una especie de broma privada o juego que propone al lector atento. A partir del séptimo album, Fryamond se incorpora como colorista a la serie.
En España, “Comanche” ha sido una gran olvidada durante años con una publicación fragmentada que no ha hecho justicia a la serie ya que si bien se publicaron la mayor parte de las historias cortas y los álbumes en revistas como “Mortadelo” y “Tintin” se realizó sin orden ni concierto. Planeta de agostini ha publicado recientemente el primer integral de la serie que incluye los primeros cinco álbumes y algunas historias cortas en una cuidada edición a la que esperamos pronto sigan la publicación del segundo integral que reúne el resto de los álbumes realizados por Hermann y el tomo “Le prisonnier” que reúne historias cortas para números especiales de "Tintin" que tienen lugar antes de los hechos del primer álbum.
A partir del décimo álbum, se cerraría la colaboración entre Greg y Hermann al iniciar la que sería probablemente su gran serie “Las torres de Bois-Mauri” junto a "Jeremiah". Pero, de ello, hablaremos mañana.