lunes, 11 de febrero de 2008

Nominados a los Lara

Por el imprescindible Blog Ausente me enteré el viernes pasado de los nominados a los próximos Premios Lara que se fallan el próximo ocho de abril y, como tenía entre manos la finalización de “Los príncipes valientes”, que ya tienen comentado un poco más abajo, no les comenté nada en ese momento. Autores interesantes para un premio dotado de un buen pellizco económico, 150.000 euros, que aunque joven en ediciones cuenta ya con un listado de ganadores prestigioso. De los nominados yo tengo un favorito y una intuición sobre quién se llevará el gato al agua. Les dejo con la duda para que hagan sus apuestas.

Los nominados son:

El Corazón Helado” de Almudena Grandes.

Mundo maravilloso” de Javier Calvo.

La Loca de Chilán” de Aquilino Duque.

El padre de Blancanieves” de Belén Gopegui.

Los Príncipes Valientes” de Javier Pérez Andujar

Mucha suerte para todos.

Roy Scheider (1932-2008)


Hoy nos despertamos con la muerte de Roy Scheider que, aunque a muchos su nombre no les sonará, si decimos que interpetó al sheriff que las pasaba canutas intentando avisar y cazar al tiburón más famoso de la historia del cine en seguida sabrán ponerle cara.
Scheider aparte de famoso por protagonizar las dos primeras partes de “Tiburón”, fue nominado al Oscar como mejor actor de reparto por “French Connection”, ya saben la película en que Fernando Rey era el más malo de los traficantes de drogas cuando los actores españoles no acostumbraban a saltar el charco, y la de mejor actor en “All that Jazz”, la película autobiográfica de Bob Fosse. También intervino en otras interesantes películas de tarde de domingo como “Odisea 2010” o “Trueno Azul”. Y la última vez que lo vi dejaba muestras de oficio en “Seaquest”, una serie de televisión que le devolvió al mar donde todos le recordaremos esquivando mandíbulas.

D.E.P.

“Los Príncipes Valientes”de Javier Pérez de Andujar

Hay novelas que aparecen en medio del bullicioso mercado literario español, fagocitador incansable de novedades, sin hacer apenas ruido. Sus autores, faltos quizás del carisma mediático de otros, no despiertan el interés de unos medios que promocionan los libros como si de películas o videojuegos se tratasen. Son libros que de a poquitos van ganando lectores gracias a la labor entusiasta de lectores ganados para su causa a través del boca a oreja contagiando así a nuevos adeptos e imbuyéndose, sin prisa pero sin pausa, de la patina de clásico. Con “Los Príncipes Valientes”, la primera novela de Javier Pérez Andujar, nos encontramos ante uno de estos casos y asistimos al nacimiento de una obra destinada a ser un clásico.
“Los Príncipes Valientes” nace de la evocación introspectiva de la infancia perdida del autor, de la infancia del que intuye que el mundo es ancho, grande y extraño e intenta entenderlo a través de su reducida percepción de niño que encuentra sus referencias en los tebeos, libros de aventuras y series de televisión, de niño pobre del círculo industrial de Barcelona, hijo de los que perdieron la Guerra y emigraron para vender lo único con lo que contaban, su trabajo. Pérez Andujar regresa a su infancia de lecturas de Julio Verne y Allan Poe, de tebeos de Joyas Literarias y de vecinitas de las que enamorarse y a las que despreciar, de las amistades eternas de infancia que duran hasta el traslado del padre y navidades que marcan cambios de etapas. Y, al tiempo, “Los Príncipes Valientes”es retrato de toda una generación de españolitos que se reconocerán en los lugares comunes, los objetos y las palabras, alejada de la de sus padres por un abismo generacional mayor a ningún otro en la Historia del país. Yo no pertenezco a su generación sino a la siguiente, la de los hermanos pequeños de los Pérez Andujar que entrevieron en la cultura popular, antes de saber siquiera que había otra Cultura, un medio para conocer el mundo y en la literatura la argamasa que une la realidad y la ficción, la generación que en un contexto histórico más halagüeño, mamamos de los mismos libros, tebeos y series, recordándolos, al igual que nuestros mayores, con el mismo regusto nostálgico y melancólico que deja siempre la evocación de la primera vez.
“Los Príncipes Valientes” es una obra a disfrutar de a poquito, de hojear y releer en los momentos en que la nostalgia te puede y dejarse llevar a los viejos buenos tiempos, transportados de la prosa evocadora y envolvente de un autor que sabe dar con la palabra justa para conmover y hacerse entender al menos, por aquellos que nos encontramos en la misma onda. Quizás sea pronto para hacer comparaciones y ponerle a la altura de autores como Marsé o Sánchez Ferlosio pero ante “Los Príncipes Valientes” no nos encontramos ante una novela más. Y, si no, al tiempo.