jueves, 26 de abril de 2007

Una cosita interesante...



Por una vez me entero a tiempo de algo...Y menos mal. Esta tarde a las 19:30 estará firmando en Madrid Christophe Blain ("Isaac el pirata"," Sócrates, el semiperro"," La Mazmorra: Amanecer") ejemplares de su última obra, "Héracles: Sócrates el semiperro" en la Fnac Callao. Imagino que puestos a firmar, del resto de su obra también firmará ejemplares. Yo por si acaso, llevaré más de un album.
Allí nos veremos...
(Si algún habitual de esta bitacora no conoce aún a este autor que pinche aqui).

“La Cosa del Pantano: Génesis Oscura” de Len Wein y Bernie Wrightson




Al final de la década de los sesenta y principios de los setenta tanto Marvel como DC intentaban revitalizar sus respectivas líneas de Terror. Si Marvel se centró en la traslación al cómic de los mitos literarios del terror más clásico con escaso éxito salvo en el caso de “La Tumba de Drácula” de Gene Colan y Marv Wolfman, en DC desarrollaron una serie de personajes novedosos como Deadman ó el demonio Etrigan, pero el que sin duda se ha ganado un nombre por derecho propio en el género del terror y en el Cómic con mayúsculas ha sido la Cosa del Pantano.
En 1972, el guionista Len Wein y el dibujante Bernie Wrightson se unieron para crear en el número 92 de “House of Secrets” un personaje que ha perdurado a lo largo de los años, una cosa de musgo pantanoso y vegetación pútrida que encierra la mente de un brillante científico atormentado por la perdida de su humanidad. Ese fue el punto del que partieron Wein y Wrightson que, animados desde la editorial por el éxito cosechado en esta corta historia de ocho páginas, se encargaron un año más tarde de la colección bimestral de “La cosa del pantano” durante diez números que han pasado a la historia del cómic y que Planeta ha publicado en una cuidada edición.
Wein y Wrightson en esos díez números hicieron un trabajo soberbio en el que retocaron el origen del personaje para hacerle víctima de una organización criminal internacional, el Conclave, e incorporar secundarios en la serie que posteriormente irían ganando en protagonismo como Cable, Abigail Arcane ó su archienemigo el malvado Arcane. En estos números la Cosa del Pantano viajó por medio mundo para conocer y enfrentarse a todo tipo de monstruos que, generalmente, no eran tan terribles como los seres humanos que les rodeaban. Len Wein recrea unos personajes que entroncan directamente con los grandes de la literatura del terror desde Lovecraft a Shelley y las películas de terror de la Hammer , exprimiendo la visión del monstruo como victima, un ser torturado por su humanidad perdida y la maldición que sobrelleva. Los altisonantes textos de Wein entroncan con la literatura gótica y encuentran el contrapunto perfecto en la sobresaliente labor gráfica de Bernie Wrigthson, un dibujante soberbio cuyo estilo detallista y sombrío se ajustó perfectamente a las características de la serie. Berni Wrigthson, ya se había dado a conocer en la Editorial Warren y en la revista “Web of horror”, pero fue sin duda en “La Cosa del Pantano” donde explotó completamente sus extraordinarias dotes y elaboró su mejor trabajo para las grandes editoriales norteamericanas. Wrightson supo desarrollar completamente las posibilidades del personaje dotándole de su aspecto definitivo y recreando como nadie los pantanos y demás escenarios terroríficos donde se desarrolla la serie. Las espectaculares “splash page” de Wrightson en estos números ya son historia viva del cómic y quedan grabadas a fuego en la memoria del aficionado que las ha disfrutado.
Sin embargo, Wrightson no fue capaz de mantener el ritmo de publicación bimestral y el número diez sería el último que dibujaría en la serie mientras que Len Wein la abandonaría tres números después. Sin contar con la calidad de sus creadores la serie cerró en su número 25 y la Cosa del Pantano estuvo en el limbo de los monstruos hasta que la rescató un joven Alan Moore para colocarla de nuevo en el lugar que la corresponde. Pero esa es otra historia y la contaré en otra ocasión.
Estos diez números de “La cosa del pantano” han envejecido estupendamente y tienen la patina de lo clásico, pudiendo ser disfrutados por igual por el aficionado nostálgico como por el joven que se acerca por primera vez a ellos. Así que no lo penséis mucho y asomaros al pantano…