La nueva editorial Yermo Ediciones
irrumpe en el panorama comíquero español apostando fuerte con la publicación de
“El diablo de los siete mares”, un integral en el que recoge los dos álbumes de
la esperada serie de piratas homónima ya concluida en Francia, que viene avalada por
ser uno de los últimos trabajos del gran Hermann Huppen, aunque sea acompañado, como
viene siendo habitual en sus últimas obras, por su hijo Yves en los guiones.
Pocas cosas hay más fuertes que el amor de un padre por su progenie, pero el
gran Hermann tras la lectura de esta obra –y otras previas-
creo que debería plantearse si le merece realmente la pena dilapidar su reputación
asociándose con la mediocre labor en los guiones de un Yves que no acaba de
despuntar y acaba lastrando su labor.
Harriet y Conrad, dos
jóvenes amantes sellan un matrimonio secreto en la Carolina del Sur del siglo XVIII, lo que despertará las iras
del despótico padre de ella, el poderoso Lord Somerset, señor de una rica
plantación que guarda un oscuro secreto. Huyendo de tan tiránico personaje, los
jóvenes aventureros se harán a la mar en busca de un legendario tesoro mientras
Rob Murdoch, un sanguinario pirata conocido como El Diablo de los Siete Mares,
llega a la plantación paterna para
firmar un oscuro pacto con el tirano. Mientras, en el mar, otro aventurero
conocido como La Iguana y su lugarteniente persiguen la ilusión de un
fabuloso tesoro y su ambición y la casualidad hará que su destino se cruce con el del Diablo, al tiempo
que desde el Almirantazgo británico se fletan barcos para acabar definitivamente
con la amenaza de El diablo de los siete mares.
A priori, una historia de
piratas en la que estuviera involucrado Hermann
Huppen con todos los elementos mencionados, tendría que hacer salivar a
todo buen aficionado al cómic europeo de género. Sin embargo, la ilusión se torna migraña y decepción ante el retorcido planteamiento ideado por Yves que, alejándose
de cualquier presentación convencional de los elementos en aras a un
virtuosismo que no posee, opta por una historia de vidas cruzadas en las que
los diversos personajes mencionados protagonizan sus propias aventuras,
encontrándose y desencontrándose a lo largo de una narración que acaba
volviéndose forzada y, en ocasiones, un tanto ilógica.
El defecto principal de
la historia es, en mi opinión, la incapacidad de Yves –premeditada incluso me
atrevería a decir- para establecer un argumento que hilvane las diversas
subtramas y unos personajes con otros,
quedando estos finalmente perdidos al capricho de un guionista que plantea y
resuelve las más rocambolescas de la manera más pobre o apelando directamente al
difícilmente justificable socorrido recurso sobrenatural, lo que acabará
provocando la irritación de más de un lector ante semejante tomadura de pelo.
Al disparatado guión se
añade que en el aspecto gráfico, el maestro Hermann no parece estar en su mejor
momento resultando su trazo, en esta historia de género tan propicia para su lucimiento
algo acartonado, cayendo, y creo que es lo peor que se puede decir de un autor
tan implicado y arriesgado con su obra como ha sido Hermann Huppen a lo largo
de toda su carrera, formulaico y sin la brillantez habitual, cobijándose en
composiciones y recursos que a los conocedores de sus trabajos previos le resultarán muy familiares.
Es cierto también que su tratamiento del color es brillante y sus perspectivas únicas pero el conjunto acaba resintiéndose lastrado por la labor de Yves y porque Hermann en sus últimos trabajos parece cada vez más ensimismado en deleitarse en el dibujo de elementos
paisajísticos o animales y menos dispuesto en implicarse en componer un buen
tebeo.
En resumen, “El demonio de los siete mares” es un tebeo
lleno de posibilidades desaprovechadas y lo que podría haber sido un bello
alegato por el género de piratas acaba convertido en un tebeo del montón. Una pena.