lunes, 16 de junio de 2014

“Batgirl 6: Se Busca”, de Gail Simone, Fernando Pasarin y Daniel Sempere.



En su anterior entrega, “Batgirl” se quedó inmersa en uno de esos finales que dejan a los seguidores de la serie con ganas de más y es en esta sexta entrega publicada por ECC Ediciones, en la que se recoge el arco "Se Busca" aparecido en los número 23, 24 y 26 de la serie original (el 25 era una historia autoconclusiva ajena a la saga en cuestión que han publicado en un tomo aparte) en el que la guionista Gail Simone pone el colofón al climax que ha ido desarrollando en los últimos tiempos dando una lección imprescindible para quién quiera hacer carrera guionizando cómics de superhéroes sobre cómo remover todas las nociones prefijadas sobre un personaje para contar una historia y volver a dejarlo todo igual.

Barbara Gordon lo tiene chungo ya que su padre el Comisario Gordon ha jurado perseguir a Batgirl su alter ego superheroico tras presenciar cómo mataba a sangre fría a  su hijo el psicópata Michael. Por si fuera poco, a la atribulada Barbara se la lían más las cosas cuando su novio es herido accidentalmente en una redada por papa Gordon y su vida pende de un hilo. En medio de toda esa confusión, la nueva Knightfall piensa sacar partido enviando a sus letales agraviados a eliminar al Comisario Gordon. Solo Babs será capaz de pararlos, aunque el reencuentro con su padre puede suponer el fin de Batgirl.

Que agradable resulta en estos tiempos que dejen a una guionista que sabe lo que se hace tiempo para poder desarrollar sus argumentos y construir una historia, que sin llegar a ser deslumbrante pone en un brete a la protagonista para satisfacción de los lectores. Gail Simone casi desde los inicios de esta nueva etapa de “Batgirl” ha ido pacientemente construyendo las diversas circunstancias que confluyen en esta entrega para colocar a las dos identidades de la protagonista en la peor situación posible, presa de una encrucijada de la que le resultará imposible salir indemne. Quizás precisamente ese sea el principal fallo que se le puede achacar a esta trama, pues inexplicablemente Simone decide concluir la historia de la manera más forzada posible, dejando las cosas tal y como estaban y amagando con unos cambios que quizás se antojaban excesivos para el editor de turno.

En el aspecto gráfico, los españoles Fernando Pasarín y Daniel Sempere parecen consolidarse y contar con cierta continuidad en estas últimas entregas de la serie realizando un trabajo correcto y pulcro, que sin llegar a entusiasmar y resultar especialmente espectacular articula perfectamente las ideas  de la Simone.

Habrá que ver que nuevas diabluras se le siguen ocurriendo en las próximas entregas a la guionista para hacer la vida de nuestra querida Barbara Gordon un poco más complicada sin que en el fondo realmente nada cambie. Y es que en el fondo en eso consiste la esencia de este género.