Desde su publicación “El poder del perro” es una novela que ha ido cimentándose una sólida reputación gracias al menos reconocido y quizás más valioso de todos los medios de difusión: el boca-oreja. En concreto, a mí me llegaron recomendaciones por dos o tres canales diferentes que llegaron a hacerme dudar sobre mi apuesta inicial entre los primeros títulos publicados por la joven editorial Roja&Negra (preferí “Delitos a largo plazo”) y, tanta alabanza, me llevo a resistirme a leer esta novela todavía unos meses a pesar de llevar algún tiempo por casa. Craso error el mío ya que “El poder del perro” engancha desde las primeras páginas y gusta gracias a su calculado equilibrio entre realidad y ficción.
A través de las andanzas de un policía de la DEA, Art Keller, y su lucha durante décadas contra la todopoderosa familia Barrera, expertos pasadores de toda sustancia ilegal a través de la frontera mexicana, Don Winslow disecciona no solo la realidad mexicana más amarga de corruptos, narcovaqueros, sicarios y nuevos ricos cuyos ecos resultan horriblemente cotidianos para cualquiera que vea los telediarios sino también las complejas tramas del poder y los intereses económicos y militares en un mundo globalizado a través de una trama que por clásica no deja de ser eficaz plagada de personajes tópicos como polis obsesionados, asesinos irlandeses atormentados y malas mujeres de buen corazón que enlazan con algunos de los mejores títulos del género al tiempo que sorprende por la denuncia explícita con que Winslow refiere las malas mañas que su propio país ha desarrollado durante décadas para mantener la maldita máxima del señor Monroe.
Don Winslow se convierte en cronista de una historia que se prefiere ocultar, la de buena parte del continente americano en las últimas décadas, en una novela que a veces adopta un estilo periodístico y se fundamenta en la sólida documentación con la que el autor describe los sucesos, costumbres y escenarios por los que se mueven los capos mexicanos.
En definitiva, “El poder del perro” no es solo una novela de género que merece la pena leer por su respeto a las convenciones del mismo sino que además supone un modo entretenido de entender buena parte de las miserias del mundo en que nos ha tocado vivir. Indispensable.