Hace unos meses, Panini inició en el formato
jibarizado Extra Superhéroes la reedición de la serie “Cable”
recuperando la mejores etapa de las aventuras en solitario del hijo futuro de Scott Summers y Madeleyne Pryor dibujada por el mexicano Jose Ladronn, un meritorio trabajo que en su
momento pasó desapercibido para la mayoría –yo incluido- al publicarse en una
colección secundaria dentro de la hipertrofiada línea mutante en la confusión
de la década de los noventa en la que la cantidad superó con creces a la
calidad. Y, sin embargo, asumiendo su carácter de obra meramente de entretenimiento los
números que se recogen en este volumen -
48 al 58 de la serie original más el “Cable Minus” - no dejan de resultar una lectura entretenida y
adictiva.
Cable, un aguerrido mutante de un futuro oscuro y lejano se ha trasladado en el
tiempo a nuestra época para intentar
evitar que su archienemigo el todopoderoso Apocalipsis se convierta en el señor
del futuro. En sus dimes y diretes con este, Cable se las verá con los miembros
del Club Fuego Infernal que intentan averiguar el paradero del aletargado
Apocalipsis para intentar dominar su enorme poder y viajará por el mundo
enfrentándose a villanos de tan distinto pelaje como Klaw, Rama Tut o Barricada.
Reconozco mis recelos de
siempre hacia este personaje –y otros surgidos en el crepúsculo de la fértil y
larga etapa Claremont al frente de los mutantes de Marvel-, que me llevaron a
mantenerme alejado de su colección en su momento. Y es que el hipertrofiado
concepto mesiánico directamente emparentado con las películas de “Terminator” del
que surge Cable en su momento fue difícil de aceptar para mi cansada mente tras
las continuas y cada vez más desconcertantes huidas hacia delante de Claremont. Y, sin embargo, leídos estos
números en la actualidad, hay que reconocerle el mérito a James Robinson y Joe Casey al salir del encasillamiento, evitando caer en la épica hueca claremontiana
para construir historias superentretenidas alejadas de las tramas mutantes del
momento y directamente con el espíritu Marvel de los ochenta, sacando partido al enorme potencial del personaje con inteligencia potenciando la acción y el ritmo vertiginoso de las aventuras sin respiro del protagonista sobre el constante y siempre aplazado
tema de su enfrentamiento con su archienemigo Apocalipsis al tiempo que iban renovando progresivamente el elenco de secundarios que
permitían ofrecer un perfil más “humano” y vulnerable del personaje frente al inaccesible y
aburrido Cable de sus orígenes.
Sin embargo, si estos números
frescos y ágiles han resistido tan bien el paso de los años es sin duda por el
fantástico trabajo gráfico del mexicano Jose Ladronn que en la mejor estela
kirbiana brilla con luz propia a partir de unos guiones ideales para su
lucimiento. La habilidad de Ladronn para clonarse con The King es impresionante
y no pasó desapercibido a un Joe Casey que no se corta en referenciar algunas
de las aventuras de Cable en localizaciones tan kirbianas como Wakanda o el Egipto faraónico
en aventuras de transición entre los dos grandes arcos argumentales dibujados
por Ladronn, “La Caza del Fuego Infernal” y “El Contrato Némesis”, que es
de esperar disfrutaremos en un segundo volumen.
En fin, el trabajo de
Ladronn es altamente recomendable solo mermado por la edición jibarizada por la
que ha optado reeditarlo Panini y la labor de Robinson y Casey impecable a la
hora de revitalizar un personaje lleno de posibilidades. Un impecable tebeo de
superhéroes que no busca más que entretener y, además, lo consigue.