Ahora que vuelve a ponerse de moda Craig Thompson con la aparición de su última obra, “Habibi”, me parece un buen momento para hacer un repaso cronológico a la obra anterior de este interesante autor, iniciado con “Adiós, Chunky Rice” su primera obra aparecida a finales de los noventa y que aquí publicó Astiberri hace ya unos cuantos añitos.
“Adiós, Chunky Rice” es una obra sorprendente y que con cada nueva lectura se pueden descubrir nuevos detalles. Sorprende primero por su ambición bajo su aparente sencillez y la calidad y variedad de recursos que maneja Thompson para tratarse en aquél momento de un autor novel. Bajo su apariencia de cuento infantil en el que se nos explican las andanzas de la tortuguita Chunky enrolada en un viaje de descubrimiento tras el que ha dejado su entorno conocido y a su mejor amigo, el ratoncito(¿a?) Dandel, en pos a los peligros de lo desconocido, Thompson construye una obra llena de matices en torno a experiencias vitales universales como la melancolía de la ausencia y el proceso de la madurez exponiendo a través de la interacción de los distintos personajes de la obra, heridos de soledad de uno u otro modo, lo complejo de las relaciones humanas y como sus secuelas perduran, para bien y para mal, en el tiempo.
Ningún detalle simbólico es dejado al azar por Thompson desde la caracterización antropomórfica de los principales personajes frente a la condición aparentemente humana – aunque realmente un tanto inhumana, ya sea externa o interiormente, del resto - así como la elección de la localización de la obra en un viaje por mar tiene un significado metafórico subyacente con el que epatar en el inconsciente del lector más allá de su significación literal, encontrando quizás en los trabajos de Tony Millonaire y su serie “Maakies” su principal referente.
Sin ser sensiblera ni empalagosa aunque sí profundamente sentimental, Thompson hace de la concisión (curiosamente en contraposición con sus extensos trabajos posteriores) narrativa el motor de la obra sugiriendomás que explicitando abiertamente sus intenciones al lector en un diálogo íntimo en las que los distintos testimonios de los personajes se van alternando, sacando petróleo de los imaginativos recursos narrativos que utiliza y experimentando con la composición y la distribución de las viñetas en la página para mantener la atención del lector intacta de principio a fin de una fábula con distintos niveles de lectura.
En definitiva, “Adiós, Chunky Rice” es un pequeño gran tebeo que sirvió de carta de presentación de un autor que con “Blankets” ya había seducido al personal en España, pasando quizás por ello más desapercibido aunque sea toda una lección de vida. Imprescindible.
“Adiós, Chunky Rice” es una obra sorprendente y que con cada nueva lectura se pueden descubrir nuevos detalles. Sorprende primero por su ambición bajo su aparente sencillez y la calidad y variedad de recursos que maneja Thompson para tratarse en aquél momento de un autor novel. Bajo su apariencia de cuento infantil en el que se nos explican las andanzas de la tortuguita Chunky enrolada en un viaje de descubrimiento tras el que ha dejado su entorno conocido y a su mejor amigo, el ratoncito(¿a?) Dandel, en pos a los peligros de lo desconocido, Thompson construye una obra llena de matices en torno a experiencias vitales universales como la melancolía de la ausencia y el proceso de la madurez exponiendo a través de la interacción de los distintos personajes de la obra, heridos de soledad de uno u otro modo, lo complejo de las relaciones humanas y como sus secuelas perduran, para bien y para mal, en el tiempo.
Ningún detalle simbólico es dejado al azar por Thompson desde la caracterización antropomórfica de los principales personajes frente a la condición aparentemente humana – aunque realmente un tanto inhumana, ya sea externa o interiormente, del resto - así como la elección de la localización de la obra en un viaje por mar tiene un significado metafórico subyacente con el que epatar en el inconsciente del lector más allá de su significación literal, encontrando quizás en los trabajos de Tony Millonaire y su serie “Maakies” su principal referente.
Sin ser sensiblera ni empalagosa aunque sí profundamente sentimental, Thompson hace de la concisión (curiosamente en contraposición con sus extensos trabajos posteriores) narrativa el motor de la obra sugiriendomás que explicitando abiertamente sus intenciones al lector en un diálogo íntimo en las que los distintos testimonios de los personajes se van alternando, sacando petróleo de los imaginativos recursos narrativos que utiliza y experimentando con la composición y la distribución de las viñetas en la página para mantener la atención del lector intacta de principio a fin de una fábula con distintos niveles de lectura.
En definitiva, “Adiós, Chunky Rice” es un pequeño gran tebeo que sirvió de carta de presentación de un autor que con “Blankets” ya había seducido al personal en España, pasando quizás por ello más desapercibido aunque sea toda una lección de vida. Imprescindible.