Hay ocasiones que la genialidad de una obra y un equipo creativo eclipsa el resto de su producción que queda relegada a la espera que en algún momento sea reivindicada por generaciones posteriores. Eso es lo que le ha ocurrido a este “El Peregrino de las Estrellas”, de Enrique Breccia y Carlos Trillo publicada serializada a finales de los setenta en la mítica revista argentina "Skorpio" que vio como quedaba olvidado ante la otra gran obra fruto de la colaboración de Breccia hijo y Trillo, la recomendabilísima “Alvar Mayor”. Nada tiene que envidiar una a la otra e incluso las tramas de una y otra podrían ser intercambiables, sin embargo, mientras “Alvar Mayor” es un título de referencia del cómic argentino “El Peregrino de las Estrellas” pasó a dormir el sueño de los justos hasta que la editorial argentina Doedytores lo recuperara hace algunos años en una mejorable edición de la que por fortuna se distribuyeron algunos ejemplares de la obra en España (y aun así pasó bastante desapercibida).
En pleno siglo XVIII, el capitán Conrad y su levantisca tripulación transportan en su navío, El Peregrino, un cargamento de oro cuando se ven irremediablemente atraídos hacia un extraño agujero que ha aparecido en medio del océano. La tripulación escapa con el oro abandonando al capitán junto a un viejo marinero y un joven grumete a una muerte segura que, sin embargo, no se produce ya que el agujero era un portal dimensional que envía barco y marinos al espacio desconocido por el que navegarán viviendo diversas aventuras para intentar volver al tiempo y lugar del que fueron arrancados.
Bajo esta premisa inicial que pronto quedará en segundo plano, Enrique Breccia y Carlos Trillo desarrollan una obra que escapa a toda clasificación de género más allá de acabar convertida en un alegato apologético de la aventura por la aventura encontrando en “La Odisea” de Homero y “Los Viajes de Gulliver”, de Swift, sus principales referentes, aun cuando quizás Trillo no pudo dejar de realizar continuos guiños a clásicos de las aventuras marítimas como Conrad, Stevenson o Melvillle transponiendo el mar que en otros tiempos era la frontera de lo desconocido a un espacio de fantasía en el que sin más límites que la imaginación de sus autores todo es posible.
Un inspirado Carlos Trillo escribe ingeniosos guiones totales en los que no solo hay hueco para la aventura sino también para el humor, la poesía y la magia, mientras que Enrique Breccia es capaz de hacer creíble lo que en buena lógica resultaría hasta absurdo para el lector merced gracias a su maestría en el dibujo que logra con naturalidad en las mismas viñetas convivan los personajes más salvajemente caricaturizados con otros de corte más realista.
“El Peregrino de las Estrellas” es un tebeo excesivo que requiere de la complicidad de un lector entregado que asuma su ausencia de lógica más allá sustentado exclusivamente en el inmenso talento de sus creadores quienes se pasaron las mediocres reglas y convenciones de género por donde se imagináis, en un constante salto mortal sin red que acabó siendo probablemente el motivo de la cancelación de la serie, prefiriendo los lectores de la época las más asumibles y cercanas aventuras de “Alvar Mayor”, no antes, sin embargo, que Trillo y Enrique Breccia nos dejasen un puñado de hermosas historias que hoy me apetecía recordar mientras la tripulación de El Peregrino sigue su viaje sin fin por las estrellas.