En el primer arco argumental, “India”, Milligan lleva a cabo un radical cambio de escenario en una historia en la que Constantine, para lograr la pureza que le permitiría realizar el encantamiento con el que pretende resucitar a su amor perdido, viaja a la India, donde deberá eludir las sospechas de la policía que le señalan como el potencial culpable de los asesinatos de actrices de Bollywood que se están llevando a cabo en Bombay. La verdadera identidad del asesino sorprenderá a más de uno. Milligan se muestra especialmente original e imaginativo en este arco argumental que quizás adolece como el resto de su etapa en la serie de un mejor desarrollo. Aun así, el británico derrocha ideas en una trama no exenta de crítica al pasado imperialista británico en una historia en la que maneja con éxito algunas de las principales señas de identidad del país-continente. En el aspecto gráfico, Giuseppe Camuncoli y Stephano Landini realizan un trabajo mejor que en anteriores entregas en una historia que quizás por abandonar el habitual escenario urbano en el que habitualmente se desarrollan las aventuras de “Hellblazer” les permite una mayor libertad.
A pesar de lo entretenido que resulta “India”, el plato fuerte del tomo lo constituyen los dos últimos episodios que conforman la historia titulada “No Future” dibujados por el actual portadista de la serie, el gran Simon Bisley y que en mi opinión son lo mejor de la etapa Milligan hasta el momento. En ”No Future”, Milligan explora el pasado punk de Constantine cuando este acude a la llamada de un viejo amigo quíen cree haber hallado al espíritu de Sid Vicious reencarnado en un maniquí. Al tiempo que desentraña el misterio y aclara su extraña relación con Epiphany, Constantine se enfrenta a un grupo de saboteadores dispuestos a acelerar el advenimiento de la fuerza diabólica que Constantine más odia, los conservadores. Desarrollando un irónico y nostálgico guión de Milligan, Bisley, quién siempre ha brillado más por el impacto visual de sus dibujos antes que por sus capacidades narrativas, ofrece el que para mí es uno de los mejores trabajos que le he leído logrando mantener su característica fuerza visual al tiempo que logra incorporar una fluidez narrativa de la que adolece en otros trabajos. Quizás el único pero”que sufre la trama es el de siempre, el de dejar al lector con la sensación que la historia podría haberse extendido algo más para evitar cierta precipitación en su conclusión.
En definitiva, “India” es de momento la mejor entrega del “Hellblazer” de Milligan y aun cuando, en perspectiva, quizás se le podría reclamar al guionista una mayor dedicación en el remate de las tramas, las nuevas ideas que está aportando el británico están insuflando nueva savia a una serie que las venía necesitando desde hacia tiempo convertida en un oasis en el erial que es actualmente el comic “mainstream”. Me conformo con que Milligan mantenga como mínimo el nivel actual de “Hellblazer” durante mucho tiempo.