Cumpliendo con lo prometido cuando se hizo con los derechos de DC, ECC Ediciones está manteniendo cierta continuidad con la política de publicación de Planeta. De este modo, y centrándonos ya en la etapa de Grant Morrison en “Batman”, si Planeta venía publicando los episodios en grapa para más tarde recopilarlos en tomo, ECC siguiendo esa política recopila en este tomo los seis números que Morrison realizara con Quitely para lanzar la nueva serie estadounidense de “Batman y Robin” que en su momento ya publicó Planeta en grapa. Vamos, un pequeño gran lío si no se está encima de la serie y puede llevar a más de uno a provocarle dolores de cabeza o de bolsillo cuando compruebe que se ha hecho con material que pensaba inédito. Una vez hecha la aclaración, he de decir que estos números no están nada mal, ofreciendo una agradable revisión y puesta al día de los tópicos de Batman.
Poniéndonos en antecedentes brevemente, los aliados y enemigos de Batman piensan que este ha muerto cuando realmente se encuentra desaparecido en la corriente temporal. Como Gotham no puede quedarse sin su justiciero favorito para que los criminales no campen por sus respetos, Dick Grayson renuncia a continuar siendo Nightwing para ponerse la capa y hacer de Batman tomando como nuevo Robin al díscolo y rebelde Damien, el hijo que Bruce Wayne tuvo con Talia al que Morrison nos presentó en los inicios de su etapa en la serie del Murciélago. El nuevo Dúo Dinámico deberá hacer frente en sus primeras misiones al pirado Profesor Pyg y sus estrafalarios aliados, y una nueva encarnación de Capucha Roja que pistola en mano pretende tomar el relevo al Hombre Murciélago.
Si Morrison y Quitely sorprendieron a propios y extraños con la excelente revisión que realizaron en “ASS” de la mitología que rodeaba al Hombre de Acero aprovechando además el carácter cerrado de esa maxiserie, en “Batman” está saliendo airoso con un encargo más complicado al insertarse los números guionizados por Morrison dentro de la serie (o series) regular del personaje y además tener que asumir las diversas versiones y transformaciones –bastantes más que Superman, por cierto- que ha ido sufriendo a lo largo de las décadas. Y lo cierto, es que Morrison está saliendo airoso de la tarea dando una nueva patina a tramas y situaciones evocadoras de otros años y otros autores, tomando de la rica tradición del personaje aquello que le sirve para su historia y soltando el lastre de lo superfluo para lograr un conjunto de cómics de ritmo ágil, entretenidos y divertidos en los que sabe sacar provecho de los excelentes dibujantes con los que ha colaborado en su realización, aunque realmente no sean tan rompedores como la fama de Morrison podría presuponer.
De este modo, todo lo dicho es aplicable a estos tebeos que firma con Quitely, probablemente el dibujante con quién mejor migas ha hecho Morrison y el que mejor ha sabido plasmar su habitual torrente de ideas. En estos primeros episodios de“Batman y Robin”, Morrison sigue aplicando lo de cambiar todo para que todo siga igual. Nuevos y molones villanos que rememoran a los viejos, una tensa relación entre los nuevos Batman y Robin que recuerdan a la tensa relación de los antiguos Batman y Robin, y un Alfred tan mediador y conciliador como siempre. En definitiva, más de lo mismo para el aficionado antiguo con la salvedad que el dibujante es un brillante Frank Quitely que le da un aire novedoso y original que no ahorra esfuerzos para sorprender en cada encuadre y en seguir aplicando y depurando los recursos narrativos adquiridos del manga que ya mostrara en algunos de sus anteriores trabajos con Morrison.
En definitiva, “Batman y Robin” no es un tebeo tan innovador como podría esperarse ni será la piedra rosetta sobre la que desentrañar las décadas de historia previa como si es “ASS”, pero es una serie de superhéroes superior a la media y contribuirá a que dentro de unos años las aportaciones de Morrison a la rica historia del Hombre Murciélago sigan siendo recordadas.
Poniéndonos en antecedentes brevemente, los aliados y enemigos de Batman piensan que este ha muerto cuando realmente se encuentra desaparecido en la corriente temporal. Como Gotham no puede quedarse sin su justiciero favorito para que los criminales no campen por sus respetos, Dick Grayson renuncia a continuar siendo Nightwing para ponerse la capa y hacer de Batman tomando como nuevo Robin al díscolo y rebelde Damien, el hijo que Bruce Wayne tuvo con Talia al que Morrison nos presentó en los inicios de su etapa en la serie del Murciélago. El nuevo Dúo Dinámico deberá hacer frente en sus primeras misiones al pirado Profesor Pyg y sus estrafalarios aliados, y una nueva encarnación de Capucha Roja que pistola en mano pretende tomar el relevo al Hombre Murciélago.
Si Morrison y Quitely sorprendieron a propios y extraños con la excelente revisión que realizaron en “ASS” de la mitología que rodeaba al Hombre de Acero aprovechando además el carácter cerrado de esa maxiserie, en “Batman” está saliendo airoso con un encargo más complicado al insertarse los números guionizados por Morrison dentro de la serie (o series) regular del personaje y además tener que asumir las diversas versiones y transformaciones –bastantes más que Superman, por cierto- que ha ido sufriendo a lo largo de las décadas. Y lo cierto, es que Morrison está saliendo airoso de la tarea dando una nueva patina a tramas y situaciones evocadoras de otros años y otros autores, tomando de la rica tradición del personaje aquello que le sirve para su historia y soltando el lastre de lo superfluo para lograr un conjunto de cómics de ritmo ágil, entretenidos y divertidos en los que sabe sacar provecho de los excelentes dibujantes con los que ha colaborado en su realización, aunque realmente no sean tan rompedores como la fama de Morrison podría presuponer.
De este modo, todo lo dicho es aplicable a estos tebeos que firma con Quitely, probablemente el dibujante con quién mejor migas ha hecho Morrison y el que mejor ha sabido plasmar su habitual torrente de ideas. En estos primeros episodios de“Batman y Robin”, Morrison sigue aplicando lo de cambiar todo para que todo siga igual. Nuevos y molones villanos que rememoran a los viejos, una tensa relación entre los nuevos Batman y Robin que recuerdan a la tensa relación de los antiguos Batman y Robin, y un Alfred tan mediador y conciliador como siempre. En definitiva, más de lo mismo para el aficionado antiguo con la salvedad que el dibujante es un brillante Frank Quitely que le da un aire novedoso y original que no ahorra esfuerzos para sorprender en cada encuadre y en seguir aplicando y depurando los recursos narrativos adquiridos del manga que ya mostrara en algunos de sus anteriores trabajos con Morrison.
En definitiva, “Batman y Robin” no es un tebeo tan innovador como podría esperarse ni será la piedra rosetta sobre la que desentrañar las décadas de historia previa como si es “ASS”, pero es una serie de superhéroes superior a la media y contribuirá a que dentro de unos años las aportaciones de Morrison a la rica historia del Hombre Murciélago sigan siendo recordadas.