¿Una colegiala china con katana cargándose en plan Matrix todo tipo de monstruitos de caninos prominentes en un instituto? ¿Delirante, inclasificable, verdad? Pues de eso va “Blood, the last vampire”, la última locura hongkonesa que ha preparado Chris Nahon para este 2009. Creo que es demasiado dura para mí y no la veré (al menos no en el cine) pero el trailer es una frikada muy divertida. Juzguen ustedes.
martes, 10 de marzo de 2009
Una de vampiros: trailer oficial de “Blood, the last vampire” de Chris Nahon.
¿Una colegiala china con katana cargándose en plan Matrix todo tipo de monstruitos de caninos prominentes en un instituto? ¿Delirante, inclasificable, verdad? Pues de eso va “Blood, the last vampire”, la última locura hongkonesa que ha preparado Chris Nahon para este 2009. Creo que es demasiado dura para mí y no la veré (al menos no en el cine) pero el trailer es una frikada muy divertida. Juzguen ustedes.
“Y, El último hombre: Cómos y porqués” de Brian K. Vaughan, Pía Guerra y José Marzán.
Con la publicación de este tomo por parte de Planeta, que recopila los números 55 a 60 de la edición americana, llegamos a la conclusión de “Y, el último hombre”, la serie que nos descubrió a muchos el talento e inteligencia de Brian K. Vaughan, uno de los pocos guionistas capaz de aunar comercialidad y calidad al mismo tiempo, en una de las series más originales que nos ha ofrecido el sello Vertigo en los últimos años.
En este último tomo, por fin asistimos a la culminación de la búsqueda de Yorick Brown y su guardaespaldas, la agente 355, del amor, idealizadoo en su amada Beth, a través de un mundo que trata de recuperarse de la desaparición de todos los especimenes masculinos dotados con el cromosoma Y (menos Yorick y su mono Appersand). En la última etapa de viaje que lleva a la pareja desde un trayecto en el transiberiano hasta una estancia en las catacumbas parisinas, Yorick descubrirá que quizás el amor surge donde menos se espera y, por fin, tras sesenta números, madurará tras el reencuentro con Beth. Sin embargo, la loca de Alter, tratará una vez más de acabar con el último hombre sobre la Tierra. ¿Lo logrará? Lean el cómic.
Vaughan demuestra de nuevos sus hechuras de gran guionista regalándonos un final sorpresivo que quizás haya sido lo mejor de la serie. Un final duro, amargo y desencantado, bastante alejado de los clásicos “happy end” con los que suelen acabar las mayorías de las colecciones y que deja bien cerrado cualquier posible intento de reactivación, demostrando el guionista escasa misericordia con su protagonista y la mayor parte del elenco de secundarias. Vaughan, que ha utilizado la estructura de road movie posapocalipitica de la serie, para reflexionar a través de sus personajes sobre la sociedad y la condición humana, con el mérito añadido de rozar en múltiples ocasiones la pedantería sin llegar a caer en ella, logra un cómic redondo, que puede agradar a cualquier tipo de público, aunque sea especialmente recomendable para un lector adulto e intelectualoide que sepa apreciar en su justa medida las múltiples referencias que pueblan sus páginas y se pare a reflexionar sobre el aluvión de ideas que propone el autor.
Para mí, el único pero que se le puede poner a esta serie es el apartado gráfico donde la labor de la discreta Pia Guerra no pasa de correcta. Buena narradora, aunque bastante limitada, su estilo me parece demasiado frío y sus personajes en exceso hieráticos e inexpresivos, un defecto que ha lastrado precisamente uno de los puntos fuertes del trabajo de Vaughan, que es el desarrollo y evolución dramática de los personajes, aunque, todo hay que decirlo, en estos últimos números es en los que menos me ha exasperado.
La edición de Planeta en TPB ha sido bastante correcta aunque en mi opinión el diseño de las portadas ha sido muy pobre y ha desaprovechado las excelentes portadas de J.G. Jones, Máximo Carnevale y Aaron Weisenfeld que han ilustrado toda la serie. En este volumen, al menos, se reproducen las mismas en el interior, de las que les dejo unas muestras. De la segunda edición de la serie en prestigios que reunían dos episodios norteamericanos nada más se supo, dejando colgados a los lectores que optaron por esta edición.
En fin, creo que “Y, el último hombre” ha sido una de las series más interesantes que ha dado el cómic norteamericano en los últimos años, aunando calidad, reflexión y aventura en un cocktail que Vaughan ha sabido mantener durante sesenta números sin llegar a aburrir en ningún momento y, aunque personalmente, me gusta menos que su otro gran trabajo, “Ex Machina”, está bastante por encima de la media. No se la pierdan.
En este último tomo, por fin asistimos a la culminación de la búsqueda de Yorick Brown y su guardaespaldas, la agente 355, del amor, idealizadoo en su amada Beth, a través de un mundo que trata de recuperarse de la desaparición de todos los especimenes masculinos dotados con el cromosoma Y (menos Yorick y su mono Appersand). En la última etapa de viaje que lleva a la pareja desde un trayecto en el transiberiano hasta una estancia en las catacumbas parisinas, Yorick descubrirá que quizás el amor surge donde menos se espera y, por fin, tras sesenta números, madurará tras el reencuentro con Beth. Sin embargo, la loca de Alter, tratará una vez más de acabar con el último hombre sobre la Tierra. ¿Lo logrará? Lean el cómic.
Vaughan demuestra de nuevos sus hechuras de gran guionista regalándonos un final sorpresivo que quizás haya sido lo mejor de la serie. Un final duro, amargo y desencantado, bastante alejado de los clásicos “happy end” con los que suelen acabar las mayorías de las colecciones y que deja bien cerrado cualquier posible intento de reactivación, demostrando el guionista escasa misericordia con su protagonista y la mayor parte del elenco de secundarias. Vaughan, que ha utilizado la estructura de road movie posapocalipitica de la serie, para reflexionar a través de sus personajes sobre la sociedad y la condición humana, con el mérito añadido de rozar en múltiples ocasiones la pedantería sin llegar a caer en ella, logra un cómic redondo, que puede agradar a cualquier tipo de público, aunque sea especialmente recomendable para un lector adulto e intelectualoide que sepa apreciar en su justa medida las múltiples referencias que pueblan sus páginas y se pare a reflexionar sobre el aluvión de ideas que propone el autor.
Para mí, el único pero que se le puede poner a esta serie es el apartado gráfico donde la labor de la discreta Pia Guerra no pasa de correcta. Buena narradora, aunque bastante limitada, su estilo me parece demasiado frío y sus personajes en exceso hieráticos e inexpresivos, un defecto que ha lastrado precisamente uno de los puntos fuertes del trabajo de Vaughan, que es el desarrollo y evolución dramática de los personajes, aunque, todo hay que decirlo, en estos últimos números es en los que menos me ha exasperado.
La edición de Planeta en TPB ha sido bastante correcta aunque en mi opinión el diseño de las portadas ha sido muy pobre y ha desaprovechado las excelentes portadas de J.G. Jones, Máximo Carnevale y Aaron Weisenfeld que han ilustrado toda la serie. En este volumen, al menos, se reproducen las mismas en el interior, de las que les dejo unas muestras. De la segunda edición de la serie en prestigios que reunían dos episodios norteamericanos nada más se supo, dejando colgados a los lectores que optaron por esta edición.
En fin, creo que “Y, el último hombre” ha sido una de las series más interesantes que ha dado el cómic norteamericano en los últimos años, aunando calidad, reflexión y aventura en un cocktail que Vaughan ha sabido mantener durante sesenta números sin llegar a aburrir en ningún momento y, aunque personalmente, me gusta menos que su otro gran trabajo, “Ex Machina”, está bastante por encima de la media. No se la pierdan.
Más sobre "Y, el último hombre" en El lector impaciente:
Otras obras de Brian K. Vaughan en El lector impaciente:
"Ex Machina".
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