Así como por casualidad ayer nos plantamos en el cine y por el socorrido método del descarte entramos a ver la última película de Ridley Scott. Ya les comenté por aquí, que andaba un tanto decepcionado con el mayor de los Scott tras “American Gangster”, y aunque "Red de mentiras" es un producto lleno de tópicos y sin demasiada gracia, Ridley se salva gracias a su oficio de veterano en lo que es un primer paso hacia la reconciliación.
Basada en una novela de David Ignatius, antiguo corresponsal de prensa especializado en Oriente Medio y temas de terrorismo, William Monahan, el guionista de películas tan interesantes como “Infiltrados” nos cuenta la historia de cómo dos agentes de la CIA Roger Fenris (Leonardo di Caprio) y Eta Hoffman (Russell Crowe) intentan salvar al mundo civilizado deteniendo al escurridizo líder de una red terrorista jordana. Fenris es el joven agente de campo que debe llevar a cabo las misiones sobre el terreno al tiempo que negocia con la inteligencia jordana mientras que Hoffman es el veterano y cínico burócrata que supervisa sus operaciones cómodamente posicionado desde su casita mientras cuida de sus niños y refrena el entusiasmo de su pupilo.
Esta película poco va a aportar al género de espías aparte de la profesionalidad con que Scott y los protagonistas sacan adelante una trama roma y que pasa de puntillas sobre la compleja problemática política, simplificando los conflictos en exceso, para dejar que todo el peso de la historia recaiga en el poco creíble personaje interpretado por di Caprio y el manido planteamiento de buenos contra malos. Asumida esta opción, la película no es más que una puesta al día unos años después de la más que correcta “Juego de Espías” dirigida precisamente por el hermano pequeño de Ridley, Tony, en la que Crowe hace de Redford y di Caprio de Pitt. Consciente que la historia no pasa de ser un pastiche nada original el director dota a la historia de un ritmo frenético y un montaje nervioso que transmite bien la tensión bajo la que deben trabajar los agentes de campo en territorio enemigo y que ayuda a mantener entretenido al espectador durante las dos horas que dura la cinta más allá de lo precedible de su guión y lo simplón de su planteamiento. Scott rueda con oficio las espectaculares y realistas escenas de acción marca de la casa aunque no aporten nada de originalidad a lo ya visto en otras películas del mismo director como“Blackhawk derribado”. Lo mejor de la película es la labor interpretativa de la pareja protagonista, un Leonardo di Caprio muy solvente en un registro, el del aventurero exótico, que en “Diamantes de Sangre” ya demostró que dominaba a la perfección y un excelente Crowe que alejado cada vez más de su imagen de sex symbol brutote que le dio la fama gana como intérprete, clavando su interpretación del ambiguo y cínico Hoffman.
En definitiva, una película visualmente espectacular completamente artificiosa y llana que no funciona ni como reflexión sobre una de las más críticas problemáticas del nuevo milenio ni como mero producto de entretenimiento dado lo predecible, repetido e increíble de sus presupuestos. Sólo recomendable para los fanáticos de los actores o del director.
Ahí abajo les dejo un trailer de la película para que se hagan una idea.
Basada en una novela de David Ignatius, antiguo corresponsal de prensa especializado en Oriente Medio y temas de terrorismo, William Monahan, el guionista de películas tan interesantes como “Infiltrados” nos cuenta la historia de cómo dos agentes de la CIA Roger Fenris (Leonardo di Caprio) y Eta Hoffman (Russell Crowe) intentan salvar al mundo civilizado deteniendo al escurridizo líder de una red terrorista jordana. Fenris es el joven agente de campo que debe llevar a cabo las misiones sobre el terreno al tiempo que negocia con la inteligencia jordana mientras que Hoffman es el veterano y cínico burócrata que supervisa sus operaciones cómodamente posicionado desde su casita mientras cuida de sus niños y refrena el entusiasmo de su pupilo.
Esta película poco va a aportar al género de espías aparte de la profesionalidad con que Scott y los protagonistas sacan adelante una trama roma y que pasa de puntillas sobre la compleja problemática política, simplificando los conflictos en exceso, para dejar que todo el peso de la historia recaiga en el poco creíble personaje interpretado por di Caprio y el manido planteamiento de buenos contra malos. Asumida esta opción, la película no es más que una puesta al día unos años después de la más que correcta “Juego de Espías” dirigida precisamente por el hermano pequeño de Ridley, Tony, en la que Crowe hace de Redford y di Caprio de Pitt. Consciente que la historia no pasa de ser un pastiche nada original el director dota a la historia de un ritmo frenético y un montaje nervioso que transmite bien la tensión bajo la que deben trabajar los agentes de campo en territorio enemigo y que ayuda a mantener entretenido al espectador durante las dos horas que dura la cinta más allá de lo precedible de su guión y lo simplón de su planteamiento. Scott rueda con oficio las espectaculares y realistas escenas de acción marca de la casa aunque no aporten nada de originalidad a lo ya visto en otras películas del mismo director como“Blackhawk derribado”. Lo mejor de la película es la labor interpretativa de la pareja protagonista, un Leonardo di Caprio muy solvente en un registro, el del aventurero exótico, que en “Diamantes de Sangre” ya demostró que dominaba a la perfección y un excelente Crowe que alejado cada vez más de su imagen de sex symbol brutote que le dio la fama gana como intérprete, clavando su interpretación del ambiguo y cínico Hoffman.
En definitiva, una película visualmente espectacular completamente artificiosa y llana que no funciona ni como reflexión sobre una de las más críticas problemáticas del nuevo milenio ni como mero producto de entretenimiento dado lo predecible, repetido e increíble de sus presupuestos. Sólo recomendable para los fanáticos de los actores o del director.
Ahí abajo les dejo un trailer de la película para que se hagan una idea.