Parecía
cantando que antes o después los destinos de Brian Azzarello y Eduardo Risso
volverían a encontrarse tras ese tour de force agridulce que fue “Cien Balas” y
el reencuentro más pronto que tarde se ha producido en “Spaceman”, una curiosa
distopía futurista que ECC Ediciones ha publicado en España agrupando los nueve números de la miniserie en un único volumen.
En
un futuro cercano los polos se han
derretido y el agua anegado las ciudades donde los pobres malviven enganchados
a los reality telvisivos. En ese gris escenario, vive Orson quien de niño alcanzó
la popularidad al participar en un
proyecto experimental de la NASA para la colonización de Marte que, junto a otros
sujetos, fue alterado genéticamente para soportar los rigores del espacio
otorgándole una apariencia simiesca hasta que el proyecto fue cancelado años
atrás y Orson olvidado. Ya adulto, Orson malvive saliendo a mar abierto en su
barca a recoger chatarra espacial para ganar lo suficiente con lo que pagarse el sexo por Internet y las drogas que le permiten fantasear con su
negado destino en las estrellas. Sin embargo, cuando el destino cruza al
bonachón Orson con una de las protagonistas del reality de mayor audiencia que
ha sido secuestrada los ojos del planeta vuelven a fijarse en Orson.
Azzarello
y Risso construyen una ambiciosa y entretenida fantasía de Ciencia Ficción distópica, pesimista y oscura que
de algún modo se emparenta con las que desde Argentina inundaron el panorama
europeo en los años ochenta, alguna de ellas como “Caín” dibujada por el propio Risso. En
“Spaceman”, Azzarello construye un thriller negro que denuncia
buena parte de los vicios y males que vivimos en las sociedades contemporánea a los que contrapone
la ingenuidad de un protagonista inocentón que vive entre la realidad y la
fantasía.
La historia se desarrolla con buen pulso, especialmente en aquella
parte de la trama en la que Azzarello mejor se maneja – el thrller y la road
movie– mientras que la ambiciosa fantasía onírica que corre en paralelo con los
hechos terrenales se torna por momentos en exceso deslavazada y la conexión entre ambas excesivamente sútil. No deja ser curioso también
los elementos formales comunes que “Spaceman” comparte con otra obra
contemporánea en desarrollo la recomendable “Aama” de Peeters aunque el
argumento no tenga nada que ver.
El
que realiza un gran trabajo como siempre es Eduardo Risso a la hora de
desarrollar tanto los distintos personajes como las ambientaciones de la
historia. Risso está en plena madurez y le da una enjundia gráfica a la historia
que en algunos casos da la impresión que sostiene y guía el ambicioso guión de
Azzarello.
En
definitiva, “Spaceman” es un más que correcto cómic de Ciencia Ficción que sin llegar
quizás a cubrir en su totalidad los ambiciosos objetivos previstos por sus autores cumple con
su labor de entretener que en estos momentos no es poco.