Tras el decepcionante pasode Steve McNiven por la serie del “Capitán América” y un epílogo a “MiedoEncarnado” dibujado por el aplicado pero limitado Butch Guice que no hace más que poner en evidencia la
intrascendencia de ese poco afortunado y publicitado megaevento, la serie sorprendentemente recupera algo de los mejores momentos de la etapa de Brubaker en “Impotente”, el arco
argumental que se desarrolla durante los números 19 a 21 de la numeración de Panini.
La nueva Reina Hidra aliada
con Zemo se la hacen pasar canutas a un Capitán América más vulnerable que nunca
tras sufrir la reversión de la fórmula del Supersoldado y volver a ser de nuevo
un enclenque. Mientras buscan una cura, sus amigos y aliados intentan frenar el caos que se
produce en Nueva York cuando el Escuadrón Serpiente se dedica a activar una serie
de bombas locas que desata la locura entre los civiles pero será Sharon Carter la
única capaz de detener al villano que ha provocado el actual estado del Capi,
aunque para ello tenga que jugarse su propia vida.
Ains…Que bien me lo he
pasado con esta historia en la que Brubaker da buena muestra de su talento para
el género de los superhéroes, en general, y el Capitán América, en particular.
Mezcla de conceptos y personajes antiguos tomados de la rica historia del
personaje con nuevos introducidos por Brubaker a lo largo de su etapa construye
un arco trepidante pleno de acción y muy divertido.
Claro que si Brubaker se pinta
la cara color esperanza y luce más es porque por fin cuenta tras bastante
tiempo con un dibujante de altura que conoce las teclas del género como pocos y
cuenta con un estilo que aúna elegancia con espectacularidad, nada menos que un
Alan Davis que se lo pasa pipa dibujando una historia que Brubaker concibe para
su lucimiento. Con un estilo que no pierde frescura que ha evolucionado de una
manera natural desde sus tempranas influencias a Adams o Gil Kane, Davis aporta
una expresividad a los personajes y una luminosidad a la serie que no habíamos
visto desde hace mucho tiempo en la serie. Lástima que lo bueno dure apenas
cinco números yanquis.
En fin, a disfrutar de este
entretenidísimo arco en el que Bru y Davis ponen todo su talento en común para
construir una historia muy agradable para leer y que tanto los viejos como los
nuevos seguidores del Capi apreciarán.