Desde hace años tengo la
sensación que Víctor Santos es un autor que no ha tenido todo el reconocimiento
que se merece por los medios especializados aunque sus obras siempre cuenten
con el respaldo que realmente merece la pena, el del público. Quizás sea debido
a su apuesta ultranza por los
despreciados géneros – desde el Negro a la Fantasía Heroica ha cosechado
grandes éxitos locales- quizás por no
frecuentar los cenáculos adecuados o quizás porque el hombre no es muy
sociable y no se ha sabido promocionar…Quién sabe. Y, sin embargo, de justicia
sería que esa sensación mía –errada, seguramente- empiece a cambiar a partir de
su última obra como autor completo publicada recientemente por Panini,
“Intachable: 30 años de corrupción” en la que Santos sin abandonar sus propias posiciones
haciendo los tebeos de género que le gustan da un paso adelante como autor de cómics en un
tebeo adictivo en el que aborda un tema tan actual y espinoso como los círculos
de corrupción generados en torno a la burbuja urbanística en la España
mediterránea desde finales de los ochenta hasta nuestros días desde una
perspectiva amarga y desencantada que solo el género negro permite.
A partir de la historia de
amistad de dos amigos de colegio, César y Gabriel, Santos toma como escenario
para su historia la España mediterránea del pelotazo en la que el aparentemente
íntegro César Gallardo construye su meteórica carrera política a partir de sus
negocios urbanísticos y los menos lícitos negocios turbios que controla clandestinamente
su mano derecha, Gabriel Solís. A pesar del acoso de la policía y la
judicatura, César y Gabriel están dispuestos a no pararse ante nada porque su
ambición es infinita y ellos son intachables.
Hacia tiempo que Víctor
Santos era uno de los autores patrios que mejor venía trabajando el género
negro en el cómic en España, pero “Intachable: 30 años de corrupción” es sin
duda su obra más madura, ambiciosa y lograda hasta la fecha, en la que a partir
de una trama clásica en torno a la amistad de dos jóvenes ambiciosos y sin
escrúpulos desgrana, sin señalar directamente a nadie aunque tampoco oculte
modos y maneras que a quién más y a quién menos resonarán de prensa y televisión,
buena parte de los males de la España contemporánea consecuencia directa de las
“culturas” del ladrillo y el pelotazo que nos ha dejado estos lodos en los que
estamos empantanados, denunciando sin señalar abiertamente a nadie una corrupción
que penetra en todas las esferas de la sociedad.
Junto a Sánchez Abulí, Víctor
Santos es el autor español que mejor dialoga sus obras y en “Intachable: 30
años de corrupción” lo borda una vez más con textos secos, lacónicos y tajantes
que caracterizan perfectamente el universo corrupto y sin medias tintas en el
que sitúa a sus personajes. Pero, además, en esta obra evoluciona en su faceta
de dibujante para adaptar a una temáticamente netamente española las últimas
tendencias estéticas en el cómic negro norteamericano, construyendo una obra atractiva,
visualmente muy potente y netamente
expresionista, en la línea que autores
como Sean Phillips, Michael Lark o Darwyn Cooke vienen haciendo desde hace años
para dar brillantez a una historia de
por sí lo suficientemente interesante como para no tener nada que envidiar a
las que esos autores nos importan (Brubaker toma nota). En especial, cabe destacar
el tratamiento del color para marcar las transiciones y cambio de escenario o
como en las secuencias de acción se renuncia a todo diálogo para volcar toda la
narración en el apartado gráfico con espectaculares resultados.
“Intachable: 30 años de
corrupción” es un tebeo actual y moderno que se encuentra entre lo mejorcito
que nos dejó el 2012 y marca la madurez
creativa de un autor del que solo podemos esperar cosas positivas. Y es que si
en Grecia tienen a Petros Márkaris, en España tenemos a Víctor Santos. Que nos
dure muchos años.