Ahora que Diábolo Ediciones acaba de reeditar esta obra de Beroy y Polls no parece mal momento para releer la reedición de las cuatro historias que las componen y que en su momento fueran publicadas en la revista Cimoc para ser recuperadas en álbum por Norma Editorial y reencontrarse con el buen hacer de un dibujante, J.M. Beroy, que fuera estandarte de las pujantes nuevas generaciones del cómic patrio en la década de los ochenta y que, visto el panorama, ha tenido que compaginar su vocación por el cómic con otros trabajos que cubrieran el día a día, junto a un guionista, J.M. Polls, que quizás nunca ha tenido todo el reconocimiento que merece dada su dilatada trayectoria en el medio.
“Versus” recoge cuatro historias negras, negrísimas en las que el horror se conjuga con el humor y la ironía con la truculencia para ofrecer resultados atemporales y que mantienen su vigencia más allá de los años (es tanta su vigencia que ayer mismo me cenaba en el Telediario con una noticia sobre México que casi reproducía una de las situaciones de una de las historia en toda su brutal verosimilitud). Así encontramos historias de distinto pelaje y condición cuyo único tema central es el enfrentamiento, la confrontación de los comportamientos de los seres humanos ante situaciones desesperadas que nos obligan a profundizar en el estudio de nuestra huidiza naturales en la que acaba aflorando lo peor de nosotros mismos. Historias como la que obliga a sumergirse a dos enemigos irreconciliables en un mar revuelto en pos de una prenda que les otorgará el derecho de pernada sobre una dama, historias escabrosas como “Buen Apetito” en la que la comida se convierte en el instrumento mortal para castigar los errores que provoca la amistad; historias en las que las mujeres se convierten en instrumento obsesivo de persecución y disfrute de jugadores aficionados a los más morbosos placeres; e historias decrépitas de sheriffs seniles y miopes que hacen de la caza de antiguos delincuentes la excusa para sembrar el caos en desérticos pueblos del profundo medio oeste norteamericano.
En “Versus”, Polls se muestra como un guionista curtido y con oficio que domina las características del género negro para, igual que hiciera en su momento Hitchcock en su serie de televisión, encontrar el punto de ironía y comicidad a las más dramáticas y extremas situaciones localizadas en los puntos más inhóspitos e insospechados de un modo tal que a uno no le cuesta imaginarse a Quentin Tarantino repanchigado en el videoclub o a los Coen encerrados en los lavabos del colegio devorando las historias que componen “Versus”. Pero, estas historias adquieren todo su potencial en manos de un dibujante tan dotado para los matices y la narración como es J.M Beroy, un dibujante minucioso y detallista capaz de enriquecer y dar un tono personal y característico a cada una de las historias para encontrar el punto de equilibrio justo entre truculencia y comicidad que requieren para funcionar tan bien como lo hacen. Beroy es un dibujante sobresaliente, que une a su buen sentido de la narración y el tempo, la capacidad de acometer cualquier localización y efecto con espectaculares resultados, incorporando detalles y narraciones paralelas a la historia que adelantan en varios años recursos que luego han sido aplaudidos hasta la saciedad en autores tan variopintos como Guarnido o Risso (por no hablar de Roger o Robledo y Toledano) y entronca directamente con los Beroy, Font, Bérnet, Beá, Múñoz y cia.
En definitiva, la nueva edición de “Versus” –corregida y aumentada- es una buena ocasión para los jóvenes aficionados para descubrir el talento de unos autores inspirados mientras que los más veteranos podrán disfrutar de nuevo de unos cómics que no han perdido la frescura de antaño sino que más bien fueron adelanto y prólogo de mucho de lo que vino después. Nobleza obliga..
“Versus” recoge cuatro historias negras, negrísimas en las que el horror se conjuga con el humor y la ironía con la truculencia para ofrecer resultados atemporales y que mantienen su vigencia más allá de los años (es tanta su vigencia que ayer mismo me cenaba en el Telediario con una noticia sobre México que casi reproducía una de las situaciones de una de las historia en toda su brutal verosimilitud). Así encontramos historias de distinto pelaje y condición cuyo único tema central es el enfrentamiento, la confrontación de los comportamientos de los seres humanos ante situaciones desesperadas que nos obligan a profundizar en el estudio de nuestra huidiza naturales en la que acaba aflorando lo peor de nosotros mismos. Historias como la que obliga a sumergirse a dos enemigos irreconciliables en un mar revuelto en pos de una prenda que les otorgará el derecho de pernada sobre una dama, historias escabrosas como “Buen Apetito” en la que la comida se convierte en el instrumento mortal para castigar los errores que provoca la amistad; historias en las que las mujeres se convierten en instrumento obsesivo de persecución y disfrute de jugadores aficionados a los más morbosos placeres; e historias decrépitas de sheriffs seniles y miopes que hacen de la caza de antiguos delincuentes la excusa para sembrar el caos en desérticos pueblos del profundo medio oeste norteamericano.
En “Versus”, Polls se muestra como un guionista curtido y con oficio que domina las características del género negro para, igual que hiciera en su momento Hitchcock en su serie de televisión, encontrar el punto de ironía y comicidad a las más dramáticas y extremas situaciones localizadas en los puntos más inhóspitos e insospechados de un modo tal que a uno no le cuesta imaginarse a Quentin Tarantino repanchigado en el videoclub o a los Coen encerrados en los lavabos del colegio devorando las historias que componen “Versus”. Pero, estas historias adquieren todo su potencial en manos de un dibujante tan dotado para los matices y la narración como es J.M Beroy, un dibujante minucioso y detallista capaz de enriquecer y dar un tono personal y característico a cada una de las historias para encontrar el punto de equilibrio justo entre truculencia y comicidad que requieren para funcionar tan bien como lo hacen. Beroy es un dibujante sobresaliente, que une a su buen sentido de la narración y el tempo, la capacidad de acometer cualquier localización y efecto con espectaculares resultados, incorporando detalles y narraciones paralelas a la historia que adelantan en varios años recursos que luego han sido aplaudidos hasta la saciedad en autores tan variopintos como Guarnido o Risso (por no hablar de Roger o Robledo y Toledano) y entronca directamente con los Beroy, Font, Bérnet, Beá, Múñoz y cia.
En definitiva, la nueva edición de “Versus” –corregida y aumentada- es una buena ocasión para los jóvenes aficionados para descubrir el talento de unos autores inspirados mientras que los más veteranos podrán disfrutar de nuevo de unos cómics que no han perdido la frescura de antaño sino que más bien fueron adelanto y prólogo de mucho de lo que vino después. Nobleza obliga..