Retoma Panini la publicación
del tercer volumen de “Daredevil” con “Calor”, un nuevo recopilatorio –de las
anteriores entregas ya comentamos algo aquí y aquí-, que recoge los números 12 a 21 de la serie norteamericana, contando con la
principal novedad de la presencia de Chris Samnee, el dibujante que toma el
relevo de los Paolo Rivera –que sigue ocupándose de las portadas de la serie- y
Marcos Martín, y que parece se consolida como el dibujante fijo de la serie,
formando equipo junto al veterano guionista Mark Waid, que tan buen trabajo
venía ya realizando desde su inicio.
En estos números, nos
encontramos a un Matt Murdock que intenta profundizar en sus nuevas relaciones
como la que mantiene con Kirsten al tiempo que comprueba que su relación
profesional con su amigo del alma Foggy Nelson peligra al volver a desconfiar
este de su estabilidad mental. Mientras tanto, como Daredevil, Matt Murdock se
ve en medio de la pugna de las cinco organizaciones criminales que conforman
Megacrimen y que pugnan por arrebatarle
el conflictivo Disco Omega, será hecho prisionero y torturado en
Latveria por los esbirros del Dr. Muerte y, tras un nuevo enfrentamiento con el
Zancudo, se verá las caras con un nuevo villano dispuesto a hacérselas pasar
canutas, el Coyote.
Afianzado el tono menos
opresivo y oscuro que quería darle al personaje y la serie, Waid demuestra su
habilidad como guionista desarrollando sin excesivas complicaciones tramas
superheroicas de toda la vida. De este modo y, sin las urgencias iniciales de tener que demostrar sus
méritos, Waid en estos primeros números
se dedica a profundizar en la personalidad y psicología de los personajes
aportando su propio matiz de autor tanto al propio DD/Murdock como a los
secundarios que le han de dar el contrapie, algunos señeros y clásicos como
Foggy Nelson, que sin perder su carácter de amigo del alma de Murdock le aporta
una mayor entidad que la que tradicionalmente venía demostrando en otras etapas,
y otros nuevos como que se consolida
como nuevo interés sentimental la fiscal Kirsten McDuffie de un Murdock que
intenta convencerla que no es Daredevil en la mejor tradición de la relación
clásica entre Lois y Clark.
Waid no se olvida de
incorporar a estos elementos sencillas y variadas tramas de acción
superheroicas que rompen la rutina de héroe urbano al que estamos acostumbrados
últimamente con Daredevil. De este modo, en esta entrega Waid aparca por fin el
macguffin sobre el Disco Omega que tan buenos réditos le ha dado para
sorprender con un epílogo de la saga en la que la acción se traslada a una
Latveria sin Muerte en la que Daredevil es raptado por los esbirros del Doctor
y tendrá que contar con la ayuda de sus aliados Vengadores para escapar y
recuperarse de sus peripecias, con lo que Waid muestra su voluntad de reforzar
el papel del personaje dentro del actual universo Marvel oficial tantas veces
marginado por otros autores. Es curioso además comprobar como en esta historias
Waid se inspira en otras clásicas adaptadas a la idiosincrasia del personaje como, The Mighty
Thor 182 y 183 o The Avengers 93.
Tras estas aventuras, Waid se embarca en al
que puede que sea su aventura más ambiciosa hasta el momento pues se dedica a
reinterpretar la tópica idiosincrasia torturada del personaje desde la óptica
más optimista que ha venido insuflando al tiempo que le enfrenta al que puede
que se consolide como principal amenaza del personaje en esta etapa, el Coyote,
un enemigo a la medida de lo que Waid está intentando desarrollar en esta
etapa.
En el aspecto gráfico, en la
estila del grafismo renovador, arriesgado y fresco incorporado por Marcos
Martin y Paolo Rivera en las anteriores entrega, Chris Samnee, se consolida,
sin llegar a los niveles de virtuosismo mostrados por los anteriores
dibujantes, gracias a un estilo elegante y sobrio identificándose con la nueva identidad gráfica que se le quiere
dar a la serie y poniendo especial hincapié como los anteriores dibujantes en representar
el funcionamiento de los sentidos hiperdesarrollados de DD. Samnee, sin ser un
dibujante tan rico en recursos como los
anteriores, ofrece una narración sólida que se pone al servicio de las
entretenidas tramas ideadas por Waid. Puntualmente, complementan la labor de
Samnee dos dibujantes tan dispares como Mike Allred y Khoi Pham en dos
episodios puntuales. El primero adapta perfectamente su estilo pop y kirbiano a
lo que viene ofreciendo Samnee mientras el segundo tampoco tiene problema, a
pesar de su escasa personalidad, de ofrecer un dibujo que pretende mimetizarse
con el de Samnee.
En fin, “Daredevil:
Calor” es un estupendo tebeo de
superhéroes que auna la modernidad de las nuevas formas gráficas con tramas
efectivas y entretenidas convirtiéndose en una de las propuestas más serias y
coherentes de la Marvel actual. Esperemos que Panini se ponga las pilas y
pronto se acerque a la numeración norteamericana.