martes, 27 de noviembre de 2007

Premios Expocómic 2007

Ya tenemos ganadores de la X Edición del Expocómic y que, aparte de poder consultar en su web, dejo un poquito más abajo enumerados. Queda claro que hacer cualquier tipo de pronóstico en una votación popular es un tiro al aire y que en este tipo de votaciones para mí tiene casi más valor la nominación que la lotería del ganador pero me siento un poco como la pitonisa Lola tras haber acertado sólo uno de lo que yo vaticiné por aquí. En fin, no serían mis premiados, pero eso no quiere decir que no se lo merezcan los ganadores.
Felicidades a todos, aunque me alegro especialmente por la editorial Aleta que mete dos obras entre las premiadas frente al reparto de las editoriales más grandes y Ed Brubaker que, sin duda, destila maestría en todas sus obras, y a seguir intentándolo en próximas ediciones al resto, ediciones en las que espero que haya algún tipo de filtro en las nominaciones para impedir que sean nominados siempre los mismos.

Mejor obra española: "Waldemar Daninsky", de Paul Naschy y Javier Trujillo, editado por Aleta Ediciones.
Mejor Guionista nacional: Jordi Bayarri (Entre Tinieblas 4,editado por Aleta Ediciones).
Mejor Dibujante nacional: Carlos Pacheco (Superman/ Batman; Superman, editado por Planeta).
Mejor obra extranjera: "Capitan America", de Ed Brubaker, Steve Epting y Mike Perkins; editado por Panini Comics.
Mejor Guionista Internacional: Ed Brubaker (Capitán America, Daredevil, Patrulla X, Sleeper 2ª temporada, Catwoman; editado por Panini Comics, Planeta y Norma Editorial).
Dibujante Internacional: Alan Davis (4 Fantásticos El Fin, editado por Panini Comics).
Autor revelación: David Aja (Civil War: Frontline, Lobezno Giant Size, Daredevil, editado por Panini Comics).
Mejor Fanzine: OjoDePez Fanzine.
Mejor web: universomarvel.com

“20th Century Boys” de Naoki Urasawa y el enigma sin fin (1)

Leído el último tomo de “20th Century Boys” se confirma que Naoki Urasawa es un excelente guionista a la hora de mantener la tensión, la acción y retratar personajes a lo largo de meses y meses pero, llegado el momento de finalizar la historia, es incapaz de hacerlo de una manera acorde a la calidad de las tramas que desarrolla. Ya le pasó con su anterior gran éxito publicado en España, “Monster” (de la que ya hablaré otro día más detalladamente), donde el absorbente enfrentamiento entre Johan y el doctor Tenna se resolvió de una manera decepcionante para una gran parte de los seguidores de la colección y ha vuelto a repetir si cabe con todavía peor fortuna con la serie que hoy nos ocupa. El final de “20th Century Boys” resulta todavía más precipitado y lamentable con el agravante que “20th Century Boys” había perdido el rumbo hacía tiempo y sólo la habilidad del autor para sostener tramas entretenidas justificaba la obra. En este sentido, Urasawa me recuerda mucho, y salvando las distancias, a Chris Claremont, el gran revitalizador de la Patrulla X (X-Men, para los modernos y cinéfilos), un guionista capaz de desarrollar extraordinarias tramas y personajes pero que dejaba abiertas más incógnitas de las que resolvía en un constante salto adelante que al cabo de los años –bastantes- acabó pasando factura a la serie y le costó, aparte de por otros motivos, el puesto. Pero vamos por partes.
“20th Century Boys” nos narra a lo largo de 22 volúmenes publicados por Planeta las peripecias de Kenji , sus amigos y familiares a lo largo de varios períodos de su vida. Desde su infancia, en la que, junto con otros niños influidos por el manga, los anime y las películas de monstruos del momento, inventaron como un juego un plan detallado para destruir Tokyo, hacerse con el poder en Japón y, en último extremo, destruir el mundo, hasta, pasado el tiempo, y ya adultos, cada uno con su vida y problemas, cuando los viejos amigos se reúnen de nuevo al comprobar Kenji que los puntos de su plan infantil se están cumpliendo sin errores y que es posible que Amigo, el líder de una secta de creciente influencia, sea uno de sus antiguos compañeros de juegos y, lo que es peor, que esté haciendo realidad punto por punto cada etapa que planificaron hacia la destrucción del mundo en el año 2000.
Partiendo de este planteamiento, Urasawa crea un manga realmente entretenido y adictivo durante sus primeros tomos en los que asistimos a la incapacidad de Kenji para frenar los planes de Amigo. A partir del momento, en que el protagonismo de la serie pasa a Kanna, la sobrina de Kenji, en una sociedad futura marcada por la incapacidad de Kenji para evitar los planes de Amigo, Urosawa se dedica con habilidad a repetir las mismas pautas y trucos que van quedando cada vez más en evidencia conforme avanza la serie. Sin embargo, la gran decepción de la serie está en su final, con un enfrentamiento entre Amigo y un reaparecido Kenji falto de dramatismo, simplón y confuso, cerrando las tramas abiertas de cualquier manera y dejando un regusto amargo al lector que ha seguido fielmente la serie a lo largo de 22 volúmenes y una errática periodicidad en sus últimos tomos que, todo hay que decirlo, para nada ayuda a su seguimiento. Y, es una verdadera pena, porque Urasawa empezó muy bien esta serie con una trama incluso más elaborada y ambiciosa que la recomendabilísima “Monster” con una historia paralela a lo largo de dos períodos temporales muy bien solucionada y desarrollada a través de constantes “flashbacks” que recordaba –quizás en exceso- al “It” de Stephen King con referencias constantes a la cultura popular (música, rock and roll, anime, manga) de moda en el Japón de finales de los sesenta y la década de los setenta en el que el mismo Urosawa creció que sirven de pistas, algunas verdaderas otras falsas, a la historia. Sin embargo, Urasawa da en los últimos tomos de la serie la sensación de estar sobrepasado y cansado de la obra-monstruo que ha creado y lo finiquita por la vía rápida, dejando en evidencia una vez más su capacidad para terminar bien lo que tan bien empezó.
Esperemos que con su próxima obra de próxima, aunque varias veces aplazada, publicación en España, “Pluto”, logre dar con la tecla. Yo no pienso averiguarlo.