Resulta agradable ver debutar con buen pie a un director novel y ese es el caso de Nacho Velilla que en “Fuera de Carta” logra construir una película que, desde su asumido planteamiento de producto de entretenimiento, logra ofrecer ese “algo más”que muchas veces se echa a faltar en la insustancial comedia cinematográfica española.
“Fuera de Carta” nos cuenta la historia de Maxi, un maduro y prestigioso cocinero obsesionado por conseguir una estrella michelin para su restaurante. Su ordenada vida se ve trastocada al tener que hacerse cargo de los hijos que abandonó cuando decidió salir del armario y vivir abiertamente su homosexualidad. La relación con su hijo mayor no resulta sencilla pero todo se complica todavía más cuando se traslada al piso de al lado un futbolista argentino retirado con quién iniciará una relación con lo que tendrá que bregar aparte de con su hijo y el día a día de su negocio con los intentos de su maitre por seducir a su novio.
Cuando Maxi se ve ante el dilema de perder todo aquello que le importa o conseguir la prestigiosa estrella, tendrá que tomar la decisión más importante de su vida.
Partiendo de un argumento de comedia romántica de lo más convencional, que repite situaciones que son resueltas con eficacia pero con poca originalidad, Velilla ofrece un interesante retrato de parte del colectivo homosexual, el de aquéllos que tienen hijos o el de los que por los motivos que sean no pueden expresar abiertamente su condición de una manera abierta y natural, sin caer en los típicos tratamientos bufos propios de otras épocas. Apoyado en un excelente guión (algo que se echa a faltar en la comedia española), Velilla alterna muy bien las tramas para tener al público entretenido en todo momento gracias en buena medida a la labor de un inmenso Javier Cámara sobre el que gravita toda la película y que demuestra el porqué está llamado a ser el Landa de su generación. Del resto de los actores lo mejor que se puede decir es que tienen bien claro quién es el protagonista, bien secundado Cámara por una correcta y profesional Lola Dueñas y un Fernando Tejero que en un papel hecho a la medida de sus limitadísimos recursos, hace gracia.
En definitiva, un excelente debut para un joven director del que habrá que esperar que confirme en próximos proyectos las buenas impresiones dejadas con esta película.
Aquí les dejo un trailer.
Si quieren leer más sobre comedia española en El lector impaciente y ver las polémicas que despierta Tejero en esta página pinchen aquí.
“Fuera de Carta” nos cuenta la historia de Maxi, un maduro y prestigioso cocinero obsesionado por conseguir una estrella michelin para su restaurante. Su ordenada vida se ve trastocada al tener que hacerse cargo de los hijos que abandonó cuando decidió salir del armario y vivir abiertamente su homosexualidad. La relación con su hijo mayor no resulta sencilla pero todo se complica todavía más cuando se traslada al piso de al lado un futbolista argentino retirado con quién iniciará una relación con lo que tendrá que bregar aparte de con su hijo y el día a día de su negocio con los intentos de su maitre por seducir a su novio.
Cuando Maxi se ve ante el dilema de perder todo aquello que le importa o conseguir la prestigiosa estrella, tendrá que tomar la decisión más importante de su vida.
Partiendo de un argumento de comedia romántica de lo más convencional, que repite situaciones que son resueltas con eficacia pero con poca originalidad, Velilla ofrece un interesante retrato de parte del colectivo homosexual, el de aquéllos que tienen hijos o el de los que por los motivos que sean no pueden expresar abiertamente su condición de una manera abierta y natural, sin caer en los típicos tratamientos bufos propios de otras épocas. Apoyado en un excelente guión (algo que se echa a faltar en la comedia española), Velilla alterna muy bien las tramas para tener al público entretenido en todo momento gracias en buena medida a la labor de un inmenso Javier Cámara sobre el que gravita toda la película y que demuestra el porqué está llamado a ser el Landa de su generación. Del resto de los actores lo mejor que se puede decir es que tienen bien claro quién es el protagonista, bien secundado Cámara por una correcta y profesional Lola Dueñas y un Fernando Tejero que en un papel hecho a la medida de sus limitadísimos recursos, hace gracia.
En definitiva, un excelente debut para un joven director del que habrá que esperar que confirme en próximos proyectos las buenas impresiones dejadas con esta película.
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