Durango, con su mirada glacial y su mauser alemana, es uno de los pistoleros más duros que ha dado el Western en viñetas europeo como ha quedado reflejado en cada uno de los integrales en los que
Planeta ha ido recopilando la serie de
Yves Swolfs. Pero es probablemente en esta cuarta, y de momento última, entrega publicada hace ya algún tiempo y que recoge los álbumes “
La presa de los Chacales”, “Colorado” y “
La Heredera” en la que
Swolfs nos ofrecealgunas de las que en mi opinión han sido sus mejores historias de este duro pistolero en unos tebeos tan primorosamente dibujados como siempre a los que incorpora unas brillantes historias de género que satisfarán las delicias de cualquier aficionado al Western.
En “
La Presa de los Chacales”,
Swolfs trata el tema del tráfico de sqwaks cuando Durango decide ayudar a un joven indio a buscar a su prometida raptada por una red de tráfico de indias (o de blancas…) que opera a ambos lados de la frontera.
Los otros dos álbumes que completan el volumen, “
Colorado” y “
La Heredera”, forman una aventura única que para mí es la más conseguida de las que componen la serie. Durango es contratado por un misterioso cliente para acudir a Nortonville para acabar con Maxwell, el taimado y corrupto sheriff que es la mano derecha del cacique local. Haciéndose pasar por uno de los matones de Maxwell, Durango tomará contacto con la explosiva situación que se vive en la ciudad donde los mineros intentan organizarse en un sindicato para plantarle cara a Norton, mientras un agente federal investiga de incógnito los crímenes de Maxwell.
Swolfs, con su primoroso y detallista trazo, plantea unas entretenidísimas aventuras que suelen concluir con una auténtica ensalada de tiros (paw paw paw) de la que Durango suele salir generalmente indemne. Respecto a las efectivas, sencillas y tópicas tramas habituales, en “
Colorado” y “
La Heredera”
Swolfs plantea con éxito un argumento algo más complejo y un elenco de personajes más variado y desarrollado que enriquecen la, sí, tópica y efectiva trama con excelentes resultados. Y es que
Swolfs no prentende en ningún caso sorprender ni renovar el género sino atenerse a sus convenciones garantizando un rato entretenido con aventuras atemporales primorosamente dibujadas en las que el autor demuestra un cuidado detalle en la traslación de los entornos y localizaciones yuna más que correcta fluidez narrativa.
La edición de
Planeta me produce sentimientos contradictorios. Por un lado, el tamaño reducido no me agrada –aunque también es cierto que el dibujo de
Swolfs no sufre demasiado- pero, por otro, pienso que difícilmente habríamos visto esta serie publicada en España de nuevo si no hubiese sido con una edición de estas características a un precio, por otro lado, bastante competitivo... Que cada cuál decida si le interesa o no, yo solo espero que los de
Planeta se decidan pronto a publicar el quinto integral que concluiría la estupenda serie y que no se les ocurra hacernos la jugarreta que realizase
Glénat con
“El Príncipe de la Noche”.