Una de las miniseries que más
curiosidad me generaba de las anunciadas en la línea “Antes de Watchmen”
publicada en España por ECC Ediciones era esta “Minutemen” en la que el
estupendo artista canadiense Darwyn Cooke
se iba a encargar en solitario de mostrar los orígenes de los
“Minutemen”, el grupo de superhéroes de la “Golden Age” de la obra ideada por Moore y Gibbons, a lo largo de seis números.
Hollis Mason, el Búho
Nocturno original, prepara tras abandonar su carrera superheroica la
publicación de “Bajo la Máscara”, el libro en el que va a desvelar ante la
opinión pública los oscuros secretos de los Minutemen originales, lo que
provocará diversas reacciones entre el resto de los miembros supervivientes al tiempo que será el punto de
arranque para que el propio Hollis rememore desde la perspectiva del tiempo la
azarosa historia del grupo desde su creación hasta su desaparición.
A partir del material
ideado por Moore y Gibbons en “Watchmen”, Cooke construye un cómic ágil y
solvente en el que no se corta en interpretar algunos de los puntos oscuros de la historia de los
Minutemen a partir de las referencias veladas de Moore. Cooke mediante una impostada
trama en la que usa a Buho Nocturno como narrador interpuesto profundiza
en personajes marginales como Silueta o
Mothman y resuelve la misteriosa desaparición de Justicia Encapuchada al tiempo
que referencia con precisión algunos de los momentos más brillantes ideados por
Moore en la obra original desarrollando una trama efectiva y entretenida sin
contradecir la obra en la que se inspira aun cuando sí dé pie al debate.
No deja de ser meritorio en
un autor que es más dibujante que guionista haya sido capaz de desarrollar un
guión que supone una obra de ingeniería para que encaje en los intersticios y
ambigüedades planteados por Moore en torno a estos personajes secundarios en
una necesaria reinterpretación tan valida como polémica. Cooke no se limita a
seguir exclusivamente la guía dejada por Moore e introduce en la trama
elementos propios que la vuelven menos previsible para el conocedor de la obra
original y dan como resultado una trama algo artificiosa aunque esté resuelta
con brillantez al tiempo que añade aun más madera a la polémica para los
detractores, con la introducción, por ejemplo,
de personajes propios como
Oficial y Explorador para incorporar un curioso juego metaliterario tan
fascinante como a mí juicio innecesario. Y es que Cooke no se ha limitado en
hacer un tebeo en el que los recursos gráficos estén al servicio de la historia sino que más bien ha antepuesto la brillantez de estos a la misma historia para dejar claras, si era necesario, sus capacidades.
Lo que no admite discusión y
salva lo artificioso de la trama en ocasiones es la deslumbrante labor gráfica de Cooke en
la que plasma su extraordinario talento para desarrollar un cómic visual y narrativamente brillante en
la que no solo evoca los recursos gráficos ideados por Moore y Gibbons desdel el preciosismo de su estilo cartoon sino que
los potencia con sorprendentes soluciones gráficas con las que salva una historia que
en manos de cualquier otro menos dotado seguramente naufragaría.
En fin, “Minutemen” es una
dignísima miniserie en la que Cooke ha asumido el reto de no limitarse a seguir
los patrones trazados para una obra menor y realiza un dignísimo trabajo con la suficiente entidad propia para que a la larga sirva aun más para ensalzar el “Watchmen” original, interpretado y estudiado por un autor poseedor de talento, personalidad y estilo, en una historia que más allá de su
carácter tributario cuenta con la suficiente enjundia como para brillar por derecho
propio.