Probablemente,no ha habido
ningún autor de cómics español que haya sido considerado por los popes de la
alta cultura como uno de los suyos, equiparando su labor de vulgar juntaviñetas
con las formas más elevadas de arte reconocidas y abriéndosele las puertas de
cenáculos, museos y exposiciones, como el laureado mallorquín Francesc
Capdevila, MAX. Un reconocimiento de Artista con mayúscula que le otorga
libertad para hacer lo que le dé la gana y encontrar un aplauso unánime a sus
propuestas aunque sean tan controvertidas como este “Paseo Astral” que La Cúpula ha editado en una lujosa edición.
“Paseo Astral” es una obra
difícil de catalogar y valorar ya que su análisis se me antoja diverso en
función a su formato. Si consideramos la obra tal y como fue ideada
originariamente, para ser mostrada en grandes paneles en el stand de el
periódico El País en ARCO podemos decir que estamos ante uno de los intento
serio y original para equiparar y reivindicar el puesto del Cómic entre las
demás manifestaciones artísticas destacando los antiguos lazos entre el Cómic y
la Prensa con una representación moderna y sorprendente entroncada con los
mandamientos del Pop Art que tanto se han aprovechado del Cómic.
Pero, sin embargo, si
consideramos “Paseo Astral” exclusivamente en función del formato seleccionado
por La Cúpula en la que se adapta en un cuidado volumen reproduciendo en cada
página uno de los paneles originales nos
encontramos ante una historieta experimental de trama bastante sencilla en la que el autor mediante
la técnica del collage replantea con los mínimos argumentos el manido tema las
dudas del creador y su búsqueda de inspiración reinterpretando tópicos como el
de la consabida venta del alma al diablo planteado en Fausto y homenajeando a
personajes de ficción como Pinocho y talentosos dibujantes de prensa como El
Roto.
MAX superpone e interconecta su historia fluida y minimalista con la
localización en el Diario a veces complementando una con la otra o simplemente
sirviéndole de fondo con lo que “Paseo Astral” situaría a MAX a pesar de su
simplismo argumental en la cresta de la ola de los autores de cómics más
arriesgados, experimentales y modernos a la altura del complejo Chris Ware, Art Spiegelman o en
su momento Moebius.
Por otro lado, sospecho que
si La Cúpula hubiera simplemente optado por un formato sencillo, barato,
clásico y popular, como podría haber sido la reproducción de “Paseo Astral” como
si de un periódico se tratase o como un humilde pero digno comic book ochentero, seguramente la
genialidad de MAX habría brillado igual y se vincularía más con la
tradición experimental y de originalidad asociada a los orígenes del
autor en el Underground español, rmovimiento repleto en su momento de mayor esplendor de tanta o mayor brillantez a pesar de sus formatos humildes pero que permitían su acceso a un público mayor. Pero, bueno, son los tiempos de la novela gráfica, ya sabéis...
Y es que en el fondo “Paseo
Astral” es un compendio perfecto del
actual Cómic español, su ingenio puntero y sus pretensiones, sus aciertos y sus
errores frente a la encrucijada planteada en los tiempos inciertos que vivimos.
En fin, que cada cuál lo lea, y saque sus propias conclusiones, que para eso se
supone que es el arte, ¿no?