El sábado pasado fue una de esas raras ocasiones en que mi pareja y yo salimos sin niña. Más allá del sentimiento culpable que nos embargó a los dos por haber dejado a la niña de nuestros ojos tan ricamente con su querida tía inspeccionando cajones decidimos disfrutar de nuestra culposa libertad asustándonos la víspera del Día de Todos los Santos –Halloween, por si no os habéis enterado, lo llaman los anglosajones- viendo la última película de los productores de “El Orfanato” -¿tan poca confianza tienen en el tirón de Belén Rueda o el prometedor Guillén Morales para usar ese pobre reclamo?-, “Los ojos de Julia”. Y vaya que si me asusté.
La película se inicia cuando la historia de cómo la Julia del título no se cree el aparente suicidio de su hermana gemela. Aparte del parecido, las dos hermanas compartían una degeneración ocular que a la muerta ya había dejado ciega y a Julia la deja ciega de los sustos que se lleva en una investigación en la que nadie la cree. La cada vez más indefensa Julia iniciará una investigación que la hará desconfiar de todos los que la rodean al tiempo que se convertirá en objetivo de la obsesión de un enemigo invisible. Ya no cuento más.
A lo mejor es cosa mía, pero cuando voy a ver una película de intriga y terror me gusta que todo cuadre o, al menos, que el director de la película sea capaz de minimizar los defectos del guión con lo que no me importe entrar en el juego merced a la absorbente atmósfera de tensión o la intriga que sea capaz de desarrollar. En “Los ojos de Julia” no hay ni de lo uno (dado lo improvisado que parece el guión) ni de lo otro (con la atenuante del corto bagaje del director que apunta detalles en el desmadre de historia) y lo que más abunda es un abuso de la complicidad del espectador critico que invalida la mayor parte de los méritos de los actores y a mí me hizo desconectar a media película. Las referencias a clásicos como “Psicosis” o “Sola en la Oscuridad” son inevitables pero conforme el guión se va alejando de esas referencias abusa en exceso del “porque sí” y "todo vale" para justificar la pobreza de la historia y del “gore” gratuito que a uno le hace sospechar que la confianza de -¿el director?¿los guionistas?¿los productores de “El Orfanato”?- en la capacidad de la propuesta inicial para sobrecoger a los espectadores sin acudir al recurso facilón de lo escabroso es más bien poca. Por otro lado, los actores principales realizan una buena labor y tiran de donde pueden para salvar el papelón que es la película. Así, Belén Rueda tira de voluntad para salir airosa de ciega, Luis Hómar de oficio de actor veterano y Pablo Derqui de su agradecido papel que borda pero no alcanzan como para recomendar una película que hace temer que el malito género de terror español involuciona desfavorablemente.
En fin, que seguro que oís por ahí alguien os dice que “Los ojos de Julia” da mucho miedo. Y sí, miedo da, pero no penséis que eso significa que es una buena película. Si la veis ya me contáis vuestras impresiones. A mí esta peli no me compensa el mal rato alejado de mi pequeñaja.
Otra película de los productores de “El Orfanato”, aquí.
La película se inicia cuando la historia de cómo la Julia del título no se cree el aparente suicidio de su hermana gemela. Aparte del parecido, las dos hermanas compartían una degeneración ocular que a la muerta ya había dejado ciega y a Julia la deja ciega de los sustos que se lleva en una investigación en la que nadie la cree. La cada vez más indefensa Julia iniciará una investigación que la hará desconfiar de todos los que la rodean al tiempo que se convertirá en objetivo de la obsesión de un enemigo invisible. Ya no cuento más.
A lo mejor es cosa mía, pero cuando voy a ver una película de intriga y terror me gusta que todo cuadre o, al menos, que el director de la película sea capaz de minimizar los defectos del guión con lo que no me importe entrar en el juego merced a la absorbente atmósfera de tensión o la intriga que sea capaz de desarrollar. En “Los ojos de Julia” no hay ni de lo uno (dado lo improvisado que parece el guión) ni de lo otro (con la atenuante del corto bagaje del director que apunta detalles en el desmadre de historia) y lo que más abunda es un abuso de la complicidad del espectador critico que invalida la mayor parte de los méritos de los actores y a mí me hizo desconectar a media película. Las referencias a clásicos como “Psicosis” o “Sola en la Oscuridad” son inevitables pero conforme el guión se va alejando de esas referencias abusa en exceso del “porque sí” y "todo vale" para justificar la pobreza de la historia y del “gore” gratuito que a uno le hace sospechar que la confianza de -¿el director?¿los guionistas?¿los productores de “El Orfanato”?- en la capacidad de la propuesta inicial para sobrecoger a los espectadores sin acudir al recurso facilón de lo escabroso es más bien poca. Por otro lado, los actores principales realizan una buena labor y tiran de donde pueden para salvar el papelón que es la película. Así, Belén Rueda tira de voluntad para salir airosa de ciega, Luis Hómar de oficio de actor veterano y Pablo Derqui de su agradecido papel que borda pero no alcanzan como para recomendar una película que hace temer que el malito género de terror español involuciona desfavorablemente.
En fin, que seguro que oís por ahí alguien os dice que “Los ojos de Julia” da mucho miedo. Y sí, miedo da, pero no penséis que eso significa que es una buena película. Si la veis ya me contáis vuestras impresiones. A mí esta peli no me compensa el mal rato alejado de mi pequeñaja.
Otra película de los productores de “El Orfanato”, aquí.