¡ Definitivamente, me rindo ante “Chew”! Si tras leer el primer ciclo tenía mis dudas, desde la anterior entrega la serie ha ido creciendo número a número hasta que en la tercera entrega de Planeta, “Solo Postres”, que reúne los números 11 a 15 de la serie, muestra todo su destornillante potencial.
Tony Chu y Amelia tienen su primera cita asistiendo a una cena muy especial en un club exclusivo, descubriremos qué pasó con Poyo, el codiciado e invencible gallo de pelea que conocimos en Yamapalu, y Tony y John estrecharán el cerco sobre el fugado Mason Savoy mientras Chu y Colby van reuniendo casi sin saberlo más piezas del puzzle en torno a la oscura conspiración que provocó la gripe aviar y los intereses económicos que desean que se mantenga el statu quo. Y, para rematarlo, conoceremos a la numerosa y mal avenida familia del agente Chu.
Se podrían decir muchas cosas para glosar las cualidades de esta serie del sello Image pero si algo trasciende número a número al lector son las ganas que le ponen los autores. Sin prejuicios y con mucho desparpajo Layman se vale de las manidas tramas conspiranoicas de Serie B a Z y demás cultura de derribo para, con cariño, humor y originalidad, satirizarlas riéndose de sus convenciones, pero al mismo tiempo dosificando la intriga para mantener en todo momento atrapado al lector sin desvelar demasiado de sus planes.
Layman y Guillory está claro que tienen muy planificada una serie que al parecer llegará a los sesenta números y se divierten enrevesando las distintas subtramas entre sí al tiempo que presentan personajes ridícula y escatológicamente entrañables en una historia río que conviene seguir desde el principio para no perderse y que no se ajusta demasiado bien a los convencionales modelos de arcos argumentales de cinco números impuestos en la industria para la recopilación en TPB. “Chew” no solo entretiene sino que además divierte y sorprende, lo que no deja de tener un mérito enorme teniendo en cuenta lo resabiados que somos los lectores.
A nivel gráfico, Guillory sigue mostrando su personal estilo, versátil y fresco que se ajusta como un guante a las peculiaridades de la serie. Además, en esta nueva entrega realiza en la edición original una serie de homenajes en las portadas (de “Reservoir Dogs” a “La Última Cena”) algunos de los cuáles lamentablemente no se disfruten como se debería en la edición de Planeta (¿¿a quién se le ocurre reproducir una portada triple que no se puede desplegar??).
En fin, que “Chew” es una de las propuestas más divertidas, sinvergüenzas e inteligentes que ofrece actualmente el mainstream norteamericano. No la dejéis pasar.
Tony Chu y Amelia tienen su primera cita asistiendo a una cena muy especial en un club exclusivo, descubriremos qué pasó con Poyo, el codiciado e invencible gallo de pelea que conocimos en Yamapalu, y Tony y John estrecharán el cerco sobre el fugado Mason Savoy mientras Chu y Colby van reuniendo casi sin saberlo más piezas del puzzle en torno a la oscura conspiración que provocó la gripe aviar y los intereses económicos que desean que se mantenga el statu quo. Y, para rematarlo, conoceremos a la numerosa y mal avenida familia del agente Chu.
Se podrían decir muchas cosas para glosar las cualidades de esta serie del sello Image pero si algo trasciende número a número al lector son las ganas que le ponen los autores. Sin prejuicios y con mucho desparpajo Layman se vale de las manidas tramas conspiranoicas de Serie B a Z y demás cultura de derribo para, con cariño, humor y originalidad, satirizarlas riéndose de sus convenciones, pero al mismo tiempo dosificando la intriga para mantener en todo momento atrapado al lector sin desvelar demasiado de sus planes.
Layman y Guillory está claro que tienen muy planificada una serie que al parecer llegará a los sesenta números y se divierten enrevesando las distintas subtramas entre sí al tiempo que presentan personajes ridícula y escatológicamente entrañables en una historia río que conviene seguir desde el principio para no perderse y que no se ajusta demasiado bien a los convencionales modelos de arcos argumentales de cinco números impuestos en la industria para la recopilación en TPB. “Chew” no solo entretiene sino que además divierte y sorprende, lo que no deja de tener un mérito enorme teniendo en cuenta lo resabiados que somos los lectores.
A nivel gráfico, Guillory sigue mostrando su personal estilo, versátil y fresco que se ajusta como un guante a las peculiaridades de la serie. Además, en esta nueva entrega realiza en la edición original una serie de homenajes en las portadas (de “Reservoir Dogs” a “La Última Cena”) algunos de los cuáles lamentablemente no se disfruten como se debería en la edición de Planeta (¿¿a quién se le ocurre reproducir una portada triple que no se puede desplegar??).
En fin, que “Chew” es una de las propuestas más divertidas, sinvergüenzas e inteligentes que ofrece actualmente el mainstream norteamericano. No la dejéis pasar.