Hoy la cosa va de un triple olvido de nuestras queridas editoriales patrias. Y es que al dejar de reeditar excelentes cómics antiguos –o clásicos, si preferís el eufemismo- se obvia la capacidad de crear una auténtica cultura tebeística que vaya más allá de unos cuantos locos inasequibles a los saltos generacionales entre los más jóvenes.
Un buen ejemplo de esto y el primero de los olvidos a los que me refiero, es “Hombre”, de Antonio Segura y José Ortiz, un sobresaliente cómic apocalíptico que nadie se anima a recuperar para los nuevos lectores y eso que el momento parece idóneo ahora que las distintas editoriales andan como locas tratando de hacerse con los derechos de cualquier cómic pseudoapocaliptico, ninguneando esta estupenda obra de Segura y Ortiz (los otros dos olvidados) que probablemente si se hubiera publicado en otras latitudes se pelearían por conseguir.
Nacida a principios de los ochenta, a la estela del “boom” del cómic de temática adultas que demandaban las nuevas revistas, “Hombre” empezó a publicarse en “Cimoc” para, tras una corta aventura de sus autores en ese curioso experimento que fue la editorial Metropol y “la revista “K.O. Cómics”, volver a la revista y la editorial donde nació, “Cimoc” y Norma, siendo recopiladas buena parte de las historias serializadas –principalmente las de continuidad más largas- en una serie de álbumes de la colección “Cimoc Extra Color”.
“Hombre” plantea un escenario clásico de Ficción Apocalíptica. El Mundo civilizado ha sucumbido tras un gran apagón eléctrico y distintas crisis ecológicas que han provocado que los escasos supervivientes malvivan hacinados entre las ruinas de las antiguas ciudades luchando por subsistir un día más imponiéndose en la práctica la ley del más fuerte. En ese futuro deprimente, la historia se centra en las andanzas de Hombre – el protagonista no responde a otro nombre o apodo -, un tipo duro y arisco que, iremos comprobando conforme la serie avanza, bajo su aparente distanciamiento todavía guarda algún rastro de humanidad.
“Hombre” es uno de los primeros trabajos de Antonio Segura , el guionista que mejor ha desarrollado el género de Ciencia Ficción en los cómics españoles en series tan notables como “Kraken” o“Bogey”. Sin embargo, en “Hombre” es donde mejor se puede apreciar su evolución y aprendizaje del medio a través de unas historias que van mejorando conforme avanza el conocimiento de Segura de los secretos de la narración gráfica, buscando historias más complejas que permiten evolucionar al protagonista y el mundo en que se mueve. De este modo, de las primeras historias de acción y regusto negrísimo, trufadas de referencias cinematográficas a westerns clásicos y películas de terror contemporáneas, Segura va enfrentando a su protagonista a nuevos retos y dilemas morales, que no se resuelven a tiros ni puñetazos, e introduce el drama, el humor y el erotismo en las tramas con la perdida de la amante de Hombre, encargándole el cuidado de un bebé o con su posterior relación con Atila, una despampanante heroína nacida para dar la réplica al personaje masculino y que, en muchas ocasiones, le restará protagonismo.
Por otro lado, se considera , por su coincidencia temporal, que “Hombre” está bastante influida por ”Jeremiah”, la magnífica serie de Hermann, cuya reedición se suponía que entraba en los planes de Planeta junto a la de “Bernard Prince”. No sé si es cierta esa influencia o es fruto de la casualidad. Aunque es cierto que ambas series comparten un punto de partida común y la utilización de las convenciones del Western en un escenario futurista poscataclísmico, el tratamiento de los personajes y las situaciones es diametralmente distinto. Si Jeremiah es un héroe con todas las de la ley que se mueve en un mundo que pretende reconstruirse de sus ruinas, Hombre es un antihéroe solitario, duro y sin contemplaciones que lucha por la supervivencia en los restos de un mundo sin esperanza, descarnado y cruel en el que solo los más malos tienen oportunidades de salir adelante. Jeremiah es joven, ingenuo y guapete, Hombre es un tipo arisco, maduro y medio calvo que ha visto demasiadas cosas feas…Podría decirse que si la versión del futuro de Hermann guarda un regusto rousseniano, la de Segura y Ortiz es amarga y descarnadamente hobbesiana.
En el aspecto gráfico, “Hombre” es una auténtica maravilla de uno de los dibujantes españoles más injustamente tratados. Si nadie es profeta en su tierra menos lo ha sido un José Ortiz que ha desarrollado la mayor parte de su extensa producción en el extranjero siendo un dibujante por desgracia mucho más (re)conocido en países como Estados Unidos, Italia o Francia que en España. En “Hombre”, Ortiz realiza uno de sus mejores trabajos, primero en blanco y negro y a mitad de la serie introduciendo el color, a través de un primoroso dibujo realista lleno de fuerza y calidad junto a un cuidado sentido de la narrativa mostrando su calidad en el desarrollo de situaciones y personajes e imaginando desoladores escenarios urbanos y naturales.
En definitiva “Hombre” es una enorme joyita olvidada del cómic patrio que, en su momento ya triunfó, incluso fuera de nuestras fronteras, y estaría muy bien que alguna editorial se acordara de ello - eso sí, si es para jibarizarlo mejor que no - la próxima vez que estén a punto de hacerse con los derechos del último cómic clónico de Robert Kirkman.
Un buen ejemplo de esto y el primero de los olvidos a los que me refiero, es “Hombre”, de Antonio Segura y José Ortiz, un sobresaliente cómic apocalíptico que nadie se anima a recuperar para los nuevos lectores y eso que el momento parece idóneo ahora que las distintas editoriales andan como locas tratando de hacerse con los derechos de cualquier cómic pseudoapocaliptico, ninguneando esta estupenda obra de Segura y Ortiz (los otros dos olvidados) que probablemente si se hubiera publicado en otras latitudes se pelearían por conseguir.
Nacida a principios de los ochenta, a la estela del “boom” del cómic de temática adultas que demandaban las nuevas revistas, “Hombre” empezó a publicarse en “Cimoc” para, tras una corta aventura de sus autores en ese curioso experimento que fue la editorial Metropol y “la revista “K.O. Cómics”, volver a la revista y la editorial donde nació, “Cimoc” y Norma, siendo recopiladas buena parte de las historias serializadas –principalmente las de continuidad más largas- en una serie de álbumes de la colección “Cimoc Extra Color”.
“Hombre” plantea un escenario clásico de Ficción Apocalíptica. El Mundo civilizado ha sucumbido tras un gran apagón eléctrico y distintas crisis ecológicas que han provocado que los escasos supervivientes malvivan hacinados entre las ruinas de las antiguas ciudades luchando por subsistir un día más imponiéndose en la práctica la ley del más fuerte. En ese futuro deprimente, la historia se centra en las andanzas de Hombre – el protagonista no responde a otro nombre o apodo -, un tipo duro y arisco que, iremos comprobando conforme la serie avanza, bajo su aparente distanciamiento todavía guarda algún rastro de humanidad.
“Hombre” es uno de los primeros trabajos de Antonio Segura , el guionista que mejor ha desarrollado el género de Ciencia Ficción en los cómics españoles en series tan notables como “Kraken” o“Bogey”. Sin embargo, en “Hombre” es donde mejor se puede apreciar su evolución y aprendizaje del medio a través de unas historias que van mejorando conforme avanza el conocimiento de Segura de los secretos de la narración gráfica, buscando historias más complejas que permiten evolucionar al protagonista y el mundo en que se mueve. De este modo, de las primeras historias de acción y regusto negrísimo, trufadas de referencias cinematográficas a westerns clásicos y películas de terror contemporáneas, Segura va enfrentando a su protagonista a nuevos retos y dilemas morales, que no se resuelven a tiros ni puñetazos, e introduce el drama, el humor y el erotismo en las tramas con la perdida de la amante de Hombre, encargándole el cuidado de un bebé o con su posterior relación con Atila, una despampanante heroína nacida para dar la réplica al personaje masculino y que, en muchas ocasiones, le restará protagonismo.
Por otro lado, se considera , por su coincidencia temporal, que “Hombre” está bastante influida por ”Jeremiah”, la magnífica serie de Hermann, cuya reedición se suponía que entraba en los planes de Planeta junto a la de “Bernard Prince”. No sé si es cierta esa influencia o es fruto de la casualidad. Aunque es cierto que ambas series comparten un punto de partida común y la utilización de las convenciones del Western en un escenario futurista poscataclísmico, el tratamiento de los personajes y las situaciones es diametralmente distinto. Si Jeremiah es un héroe con todas las de la ley que se mueve en un mundo que pretende reconstruirse de sus ruinas, Hombre es un antihéroe solitario, duro y sin contemplaciones que lucha por la supervivencia en los restos de un mundo sin esperanza, descarnado y cruel en el que solo los más malos tienen oportunidades de salir adelante. Jeremiah es joven, ingenuo y guapete, Hombre es un tipo arisco, maduro y medio calvo que ha visto demasiadas cosas feas…Podría decirse que si la versión del futuro de Hermann guarda un regusto rousseniano, la de Segura y Ortiz es amarga y descarnadamente hobbesiana.
En el aspecto gráfico, “Hombre” es una auténtica maravilla de uno de los dibujantes españoles más injustamente tratados. Si nadie es profeta en su tierra menos lo ha sido un José Ortiz que ha desarrollado la mayor parte de su extensa producción en el extranjero siendo un dibujante por desgracia mucho más (re)conocido en países como Estados Unidos, Italia o Francia que en España. En “Hombre”, Ortiz realiza uno de sus mejores trabajos, primero en blanco y negro y a mitad de la serie introduciendo el color, a través de un primoroso dibujo realista lleno de fuerza y calidad junto a un cuidado sentido de la narrativa mostrando su calidad en el desarrollo de situaciones y personajes e imaginando desoladores escenarios urbanos y naturales.
En definitiva “Hombre” es una enorme joyita olvidada del cómic patrio que, en su momento ya triunfó, incluso fuera de nuestras fronteras, y estaría muy bien que alguna editorial se acordara de ello - eso sí, si es para jibarizarlo mejor que no - la próxima vez que estén a punto de hacerse con los derechos del último cómic clónico de Robert Kirkman.