A diferencia de los restantes títulos publicados por ECC Ediciones en su flamante Biblioteca Robin Wood llego completamente virgen al primer volumen de “Dax”, del que no había leído nada anteriormente Sin embargo, es empezar a leer las primeras páginas y quedar seducido una vez más por la calidad de las historias ideadas por un Robin Wood que ha entendido como pocos autores los géneros.
"Dax" va de aventuras orientales, esas que tan de moda estuvieron en los tiempos en que empezó a publicarse en los setenta gracias a la popularización de la cultura oriental merced a series como “Kung Fu” y las películas de Bruce Lee. En este primer tomo, Wood presenta el origen del personaje desde su infancia y sus primeras aventuras en los primeros capítulos de una novela río que continuará en próximas entregas. De este modo, descubrimos como Dax, hijo de unos emigrantes franceses asesinados durante la rebelión de los boxers, es cuidado y criado como propio por un antiguo rebelde al que su padre curó. Desde niño su nuevo padre le enseña artes marciales y Dax da muestra de extraños poderes que le separan de los demás. Cuando su padre adoptivo es asesinado y su hermana secuestrada, el misterioso Dax iniciará su búsqueda lo que le llevará a enfrentarse desde a sanguinarios piratas a depravados manchúes.
Iniciada su publicación a finales de los setenta, “Dax” poco tiene que envidiar a obras más conocidas de Wood como “Savarese”, “Nippur” o “Dago”. En esta ocasión, Wood cambia la localización histórica a la misteriosa China de principios del siglo XX todavía renuente a descubrir sus secretos a la expansión occidental y construye con oficio las efectivas tramas a partir del protagonismo de un omnipresente héroe carismático, el misterioso e individualista Dax una especie de invencible héroe místico que se moverá por la misteriosa China en su misión de rescate, primero, y autoconocimiento, después. Wood rodea en todas las historias al personaje principal de un amplio elenco de personajes secundarios soberbiamente caracterizados que le sirven de contrapunto y le permiten desarrollar con brillantez tramas de género cerradas cuidadosamente resueltas en las que mezcla la ambientación histórica con el fantástico al tiempo que aprovecha la serialización de las aventuras en capítulos de unas diez páginas para su publicación inicial en revistas para incorporar un tema central que mantiene la continuidad a la historia.
En el aspecto gráfico, Rubén Marchionne demuestra ser un estupendo dibujante con un gusto acusado por los fuertes contrastes y los claroscuros adquirido de Alberto Breccia que le dan una gran originalidad a su dibujo y que Wood, como buen guionista, sabe aprovechar para realzar las tramas que propone.
En definitiva, “Dax” es una correctísima propuesta de tebeo de género que ha resistido perfectamente merced a las buenas artes de su equipo creativo el paso de las décadas y que promete incluso mejorar en próximas entregas. Una pequeña joyita que no debería pasar desapercibida ante otras más populares.