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Tengo que confesar que tenía bastante curiosidad por leer esta lujuriosa obra publicada por Panini, más que nada debido a los constantes anuncios de publicación y posteriores cancelaciones que la habían convertido en un cómic prácticamente fantasma que nadie sabía ya muy bien si había o no aparecido. Finalmente, se ha publicado a lo largo de este mes y la verdad es que a pesar de tantas expectativas he de confesar que la cosa tampoco era para tanto.
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Casanova Quinn es un mercenario que se mueve en un mundo de espías y supervillanos vendiendo sus talentos al mejor postor. Sin embargo, cuando es raptado y transportado por el tiempo y el espacio para infiltrarse en IMPERIO, la organización gubernamental liderada por un perfecto padre al que odia, Casanova tendrá que arreglárselas para hacer frente a las difíciles misiones que le encarga su progenitor al tiempo que contenta a Newton Xeno, el pérfido genio criminal que le ha infiltrado en una línea temporal que no es la suya.
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El guionista de este cómic, Matt Fraction, conocido por su reciente subida a los altares del estrellato marvelita en series como “Thor” o el megaevento “Miedo Encarnado”, pretende , liberado del corsé de las grandes editoriales, dar una vuelta de tuerca más a los conceptos de siempre del género pulp y la cultura popular en su versión más libre y desenfadada, esa de las novelas de ciencia ficción en rústica y los tebeos baratos en los que primaba la imaginación desbocada antes que la solidez de la trama o la explicación milimétrica. En ese sentido, Fraction en esta miniserie opta por ofrecer una versión remozada de esa formula de siempre mediante un complejo y enrevesado argumento central que se expande y desarrolla a lo largo de las seis historias autoconclusivas que comprenden la miniserie original y en las que caben todas las bizarradas imaginables mezcladas y revuelta. Fraction se mueve constantemente en el hilo de que tanta demencia desatada acabe pasándole factura y no sea capaz de satisfacer al exigente lector contemporáneo, curado de espantos y al que todo por desgracia ya le suena de algo, sin embargo finalmente consigue concluir la historia con la suficiente claridad como para que el viaje valga la pena y la curiosidad intacta sobre las nuevas aventuras del protagonista (al parecer hay una segunda miniserie ya publicada en Estados Unidos y en estos días anda ya por la tercera).
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Desde luego, lo que salva el tebeo en los peores momentos de las idas de tarro de Fraction es el magnífico dibujo del brasileño Gabriel Bá, quién dota de frescura y atractivo el complicado universo de entes y personajes rarunos en los que se mueve Casanova Quinn. Bá, tras aprenderse la lección en las faldas de Mignola y doctorarse junto a su hermano con “Umbrella Academy”, muestra que se tiene bien aprendida la formula de este tipo de series en las que lo freak es el elemento principal completando un excelente y atractivo trabajo que dota de enjundia la historia ideada por Fraction.
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En definitiva, “Lujuria” es un buen tebeo de entretenimiento, fresco en la renovación de formulas antiguas y la presentación de los geypermanes de siempre con ropitas nuevas al que hay que agradecer que Fraction a diferencia de Warren Ellis o Ed Brubaker, autores que le sirven de inspiración, nunca se lo acabe de tomar demasiado en serio y opte por el guiño humorístico y el homenaje paródico. En función, de la edad y las lecturas el lector flipará o simplemente le parecerá una agradecida reformulación más de las historia de siempre. Con todo, siempre se agradece el esfuerzo.