A veces, en la
periferia de los cacareados y mediocres
megaeventos con los que las grandes editoriales mainstream basan sus
estrategias comerciales, aparecen pequeñas historias accesorias que son mucho
mejores que la panacea mediocre con que nos quieren embelesar. Últimamente, a
mí me ha pasado con los tres números de la serie “Los Vengadores Secretos”
interrelacionados directamente con la historia de “Los Vengadores VS La Patrulla X” que ya comenté
por aquí. Y es que la historia titulada
“Operación Fénix”, guionizada por Rick Remender y dibujada por Renato Guedes, y
recogida en los números 21 a 23 de la edición en grapa de Panini de “LosVengadores Secretos” es mucho más
ilusionante y atractiva que el
blockbuster palomitero que tanto se han esforzado en ensalzar.
Un grupo formado por los más
poderosos Vengadores parte al espacio exterior para intentar desviar o capturar
la destructiva Fuerza Fénix que se dirige hacia la Tierra. Tras el fracaso de la misión, unos mermados
vengadores tienen que hacer un aterrizaje de emergencia en Hala, el planeta
natal de los antaño orgullosos Kree, sin saber que estos, manipulados por uno
de sus líderes, pretenden que el Fénix les devuelva su anterior poderío aunque
para ello hayan tenido que devolver a la vida al más grande de los héroes Kree
y antiguo vengador, el Capitán Marvel.
“Operación Fénix” ha conseguido que por primera vez me parezca
realmente notable la labor de Rick Remender en "Los Vengadores Secretos" y confirme que tiene madera para ser un gran
guionista. Y es que, más allá de la superficialidad bobalicona que
supone el enésimo amago de resurrección del muerto más muerto del panteón
Marvel, en el primer número de esta aventura
Remender caracteriza perfectamente a los personajes y logra crear la
atmósfera heroica que la historia planteada precisa con un conocimiento,
sutileza y profundidad que no he percibido por ningún lado en el dichoso
megaevento escrito a pachas por los Aaron, Bendis, Brubaker, Fraction, etc…
Remender realiza un cuidado
y coherente estudio de la personalidad de los distintos personajes que maneja,
enfrentados a una misión que saben suicida y para la que aun así se han
presentado voluntarios, aislados en la doble soledad del espacio profundo y el
Quinjet que tripulan. A partir del punto de inflexión, marcado por ese número
la historia transita con habilidad y con oficio lastrada por su asumido
carácter tributario del megaevento programado y dejando la sensación que
Remender podría haber sacado mucho más partido a la resurrección de un Capitán
Marvel que por sí misma de haberse mantenido habría supuesto el verdadero
bombazo editorial. De este modo, la conclusión de la historia con resultar más
que correcta me dejó la sensación de ser a la fuerza algo aturullada y precipitada
frente al control narrativo mostrado en la brillante primera entrega aun cuando
cumpliera sobradamente con su objetivo.
Buena parte del encanto y el
éxito de este “Operación Fénix” se debe
al descubrimiento –para mí- del dibujante brasileño Renato Guedes quien le da
una estética completamente contracorriente a la historia más entroncada con el
prerrafaelismo de los Barry Windsor Smith o Mike Kaluta setenteros y la
tradición europea de hipnótica Ciencia Ficción europea derivada del "Métal Hurlant" que a la
espectacularidad superheroica de tradición kirbiana y su derivación actual en
personajes huecos con anatomías imposibles. No creo que Guédes se haya
documentado mucho para la historia y gracias a ello ha logrado un resultado
fascinante y original al recrear un Hala más emparentado con los mundos
fantásticos de Moebius que con los
planteamientos clásicos de los Starlin, Kirby, Heck, y dando a la
historia un acabado pop original y contracorriente con lo que se lleva ahora en
el género…Las portadas de un tal Alan Davis, tampoco son moco de pavo, majetes.
En fin, creo que en muchos
aspectos, esta “Operación Fénix” es una obra mucho más conseguida e interesante
que la obra mayor de la que deriva que logra que le dé un voto de confianza a
las capacidades de Remender. Eso sí, mucho más disfrutable si de fondo se
escucha al tiempo el “Space Oddity” de Bowie.