

¿Por qué es tan extraordinario este material? Porque a pesar de los desmanes que ha sufrido a lo largo de sus distintas ediciones en España – la publicación dispersa en los Pokets de Ases de Bruguera, los Clásicos Marvel de Forum (la mejor edición hasta la fecha con portadas de Carlos Pacheco) y las Biblioteca Marvel jibarizadas y en b/n de Planeta- ha logrado cautivar a varias generaciones de aficionados gracias al talento de un Roy Thomas que vivía un momento dulce como el “chicoparatodo” de Stan Lee y un consumado e inspiradísimo Neal Adams al que Lee dio libertad absoluta para que hiciera lo que le diera la gana ya que la serie no vendía un pimiento, ofreciéndonos un puñado de tebeos tan buenos como la conclusión de la saga Monolito Viviente o la de la Tierra Salvaje.

Sin embargo y a pesar de toda la brillantez de la etapa Adams/Thomas, me quedo por motivos personales con el número único en que Adams fue sustituido por Don Heck en el que se presenta al japonés Fuego Solar, el primer tebeo de los X-Men que leí en un cutre pocket de ases protagonizado por La Masa en el que premonitoriamente también se recogía la primera aparición de otro mutante que con el tiempo daría mucho que hablar, un tal Arma X.

A pesar de contar con menor prestigio entre el fandom que etapas posteriores de la Nueva Patrulla-X o del otro gran punto de inflexión en la colaboración Adams/Thomas -"La Guerra Kree-Skrull", nada menos- los tebeos recogidos en el presente volumen no tienen nada que envidiarles y suponen el auténtico canto del cisne y broche de oro a la Patrulla X original. Nuff Said.
