lunes, 20 de septiembre de 2010
“Por el imperio: Las Mujeres”, de Merwan &Vivès.
Los premios de Avilés y la cuadratura del círculo.
Ahí dejo el palmarés por si alguien quiere decir algo:
Mejor dibujante extranjero: Mark Buckingham (por Fábulas) y Frank Quitely (por All Star Superman).
Mejor guionista extranjero: Jason Aaron (por Scalped).
Mejor dibujante nacional: Quim Bou (por Orn IV).
Mejor guionista nacional: Antonio Altarriba (por El arte de volar).
Mejor obra extranjera: Los muertos vivientes.
Mejor obra nacional: El arte de volar.
Mejor obra teórica: Del tebeo al manga.
Premio a toda una carrera para un autor extranjero: George Pérez.
Premio a toda una carrera para un autor nacional: José Ortiz.
¡ Felicidades a todos los premiados!
José Antonio Labordeta (1935 -2010).
A mí, como a casi todo el mundo al parecer, me caía bien José Antonio Labordeta. Me pilló pequeño su carrera como cantautor y descreído su programa de “Un país en la mochila” por lo que me quedo en la memoria con su figura parlamentaria.
A ver, que no es que sea el único ciudadano responsable que se traga esos rollos, pero cuando Labordeta participaba me veía obligado a ver su actuación. Y es que Labordeta se me antojaba que era como el explorador en la caldera de los caníbales o el naufrago que se ve rodeado por las aletas de los tiburones... Llamaba la atención ver a ese señor de bigotes que te podías cruzar comprando el pan o el billete del metro hablar claro y con el español de la calle del que entiende la política como una herramienta al servicio de todos frente a los que piensan que es su herramienta para servirse de todos en su propio beneficio. Labordeta era una “rara avis” entre tanto buitre y yo me sentía solidario aunque sólo fuese por unos minutos en que me esforzaba por apoyar la lucha quijotesca de ese señor que no solía hablar tanto de encuestas como de los problemas de la gente aunque a su alrededor le hicieran poco caso.
A propósito, ayer falleció también en un pequeño pueblecito un anónimo octogenario de la misma enfermedad que el ilustrísimo diputado y cantautor. Un recio y alegre hombre de campo castellano de esos a los que un pequeño renacuajo de capital le daba miedo darles un beso porque iba sucio de tierra y barro y en su cara bajo la boina asomaba habitualmente barba de varios días para consternación de sus abuelos porque éramos familia y a los que aprendí apreciar con los años. Seguro que Labordeta disfrutará de su compañía.
D.E.P.