

En este segundo álbum, los veteranos Eric Corbeyran y Phillipe Berthet son los encargados de desvelarnos el pasado de la ambigua Irina desde un aislado hospicio perdido de la estepa rusa hasta el momento en que La Mangosta la recluta para su organización criminal en una existencia marcada por la obsesiva venganza hacia el misterioso agente ruso que mató a su amiga de juventud.

Más allá de la discutible decisión de “expansionar” algunas de las principales series de entretenimiento del tebeo europeo al menos es de desear que se realice con el buen oficio que demuestran los autores de este álbum. Corbeyran –prolífico guionista del que aquí nos han llegado dos o tres obras nada más- demuestra conocer la serie principal y las teclas que ha de pulsar para desarrollar un buen tebeo de intriga de modo que la lectura de este álbum resulta amena y absorbente. Claro que buena culpa de ello la tiene el belga Phillipe Berthet, al que conocimos en España gracias a “Pin Up” y que personalmente es un dibujante que me encanta, cuyo estilo de línea clara especializado en bellas mujeres se ajusta como anillo al dedo a esta historia en la que capta perfectamente la esencia sensual y letal de la fría protagonista.

