Es bueno que en el enmohecido mundillo del género negro, repleto de convenciones y tópicos, surja de vez en cuando una novela dispuesta a ofrecer una propuesta distinta a lo que los lectores están acostumbrados, aportando, sin demasiadas pretensiones, frescura en un panorama plagado de series clónicas, autores quemados y modas editoriales absurdas (¿alguien podría explicarle a los editores que no todos los escritores de intriga suecos no son Stieg Larsson?). Novelas como, por ejemplo, “Burlando a la parca”, publicada recientemente por Anagrama y en la que Josh Bazzel auna con habilidad la rutina diaria en un cochambroso hospital de Manhattan con las prácticas de los mafiosos sedientos de venganza. Les cuento.
El doctor Peter Brown podría pasar por un estresado médico de guardia más en el caótico Manhattan Catholic sino fuera porque la fatalidad convierte a Nick LoBrutto, uno de sus antiguos colegas mafiosos, en uno de sus pacientes. Y es que el cínico Doctor Brown en otros tiempos no fue otro que Pietro Bwrna, uno de los más letales asesinos de una familia mafiosa, los Locano con los que no quedó precisamente en muy buenas relaciones tras acogerse al Programa de Protección de Testigos. Cuando LoBrutto exige a Peter que le cure el cáncer terminal que padece a cambio de no dar el chivatazo, Peter se da cuenta que la nueva jornada en el Manhattan Catholic va a ser un poco más compleja que de costumbre.
Josh Bazell demuestra un desacostumbrado desparpajo para un escritor novel en esta historia que combina con habilidad campos tan abiertamente contradictorios, como son la práctica de la medicina con el asesinato selectivo a través de las peripecias de un nuevo antihéroe del que probablemente seguiremos leyendo aventuras, Pietro Bwrna (alías Peter Brown). Y es que Bazell, como se anuncia en la publicidad, logra un extraño híbrido entre “Los Soprano” y “House”, en una novela frenética y salvaje en la que logra ir concatenando sin pausa para el lector situaciones a cual más sorprendente e increíble en un complicado ejercicio del cuál Bazell logra salir airoso hasta llegar a su increíble desenlace. Bazell escribe una novela dura y realista al tiempo que tragicómica en la que profundiza en la caracterización del complejo protagonista para lo que no duda hasta hacerle viajar a Polonia en busca de sus orígenes y, a través de acertados pies de página, apostilla un distanciamiento cínico e irónico que no oculta ni el empeño puesto en la obra ni su amor por la práctica de la medicina (el propio autor es médico ejerciente) usando asimismo la historia como denuncia de una realidad tan dramática como la del sistema sanitario norteamericano.
“Burlando a la parca” es una novela excesiva, negra por partida doble y enormemente entretenida que no se puede dejar de leer y que augura a un autor al que habrá que seguir de cerca porque tiene cosas nuevas que contar dentro de un género al que le hacen falta autores así. Esperemos que no se demore demasiado su nueva obra.
El doctor Peter Brown podría pasar por un estresado médico de guardia más en el caótico Manhattan Catholic sino fuera porque la fatalidad convierte a Nick LoBrutto, uno de sus antiguos colegas mafiosos, en uno de sus pacientes. Y es que el cínico Doctor Brown en otros tiempos no fue otro que Pietro Bwrna, uno de los más letales asesinos de una familia mafiosa, los Locano con los que no quedó precisamente en muy buenas relaciones tras acogerse al Programa de Protección de Testigos. Cuando LoBrutto exige a Peter que le cure el cáncer terminal que padece a cambio de no dar el chivatazo, Peter se da cuenta que la nueva jornada en el Manhattan Catholic va a ser un poco más compleja que de costumbre.
Josh Bazell demuestra un desacostumbrado desparpajo para un escritor novel en esta historia que combina con habilidad campos tan abiertamente contradictorios, como son la práctica de la medicina con el asesinato selectivo a través de las peripecias de un nuevo antihéroe del que probablemente seguiremos leyendo aventuras, Pietro Bwrna (alías Peter Brown). Y es que Bazell, como se anuncia en la publicidad, logra un extraño híbrido entre “Los Soprano” y “House”, en una novela frenética y salvaje en la que logra ir concatenando sin pausa para el lector situaciones a cual más sorprendente e increíble en un complicado ejercicio del cuál Bazell logra salir airoso hasta llegar a su increíble desenlace. Bazell escribe una novela dura y realista al tiempo que tragicómica en la que profundiza en la caracterización del complejo protagonista para lo que no duda hasta hacerle viajar a Polonia en busca de sus orígenes y, a través de acertados pies de página, apostilla un distanciamiento cínico e irónico que no oculta ni el empeño puesto en la obra ni su amor por la práctica de la medicina (el propio autor es médico ejerciente) usando asimismo la historia como denuncia de una realidad tan dramática como la del sistema sanitario norteamericano.
“Burlando a la parca” es una novela excesiva, negra por partida doble y enormemente entretenida que no se puede dejar de leer y que augura a un autor al que habrá que seguir de cerca porque tiene cosas nuevas que contar dentro de un género al que le hacen falta autores así. Esperemos que no se demore demasiado su nueva obra.