martes, 12 de enero de 2010

Éric Rohmer (1920-2010).

Con la muerte ayer de Éric Rohmer empieza a irse una manera de entender el cine diferente, la de los franceses de la “Nouvelle Vague”, quienes empezaron a discutirle a Hollywood educadamente el monopolio de cómo hacer buenas películas.

Rohmer era el mayor de todos y también mi preferido. Autor de películas, pequeñas y detallistas, sus películas tenían un tono mágico, irreal y delicado, que calmaban mis ansias de espectador acostumbrado a otras velocidades de digestión más pesada. Las películas de Rohmer eran como un buen almuerzo o el buen jazz, construidas con los elementos justos para nunca echar de menos la ausencia de algo y dejar en la memoria un regusto agradable.

Probablemente, su personalidad esquiva no ayudó que recibiera en vida todos los premios que su obra merece y esta sea revalorizada con el tiempo. Sería de justicia.

Entre sus películas, mis preferidas son las del ciclo de las Estaciones, aunque en la mayoría mantuvo una coherencia que pocos asumen hoy en día.

D.E.P.

Mi noche con Maud” (1969)



Cuento de Verano” (1996)



2 comentarios:

Crowley dijo...

Pues uno de mis cineastas preferidos de se movimiento sinlugar a dudas. Una lástima su muerte y descanse en paz.

Cinemagnificus dijo...

Descanse en paz.