¿Os imagináis un tebeo que no acabe nunca y que consiga el aplauso general de público y crítica a lo largo de los años y que tipos tan dispares como Chris Ware o Joe Matt beban los vientos relatando sus cualidades y reconociendo su influencia en su propia obra? ¿Un tebeo que no acabe nunca y que desde 1918 venga publicándose con regularidad mostrando la evolución día a día de sus protagonistas? ¿Una tira que no acaba nunca y es historia viva del Cómic considerada como una obra maestra a la altura de los “Little Nemo”, “Popeye” o “Krazy Kat”? Pues bien, esa obra, aficionados españoles, existe aunque nunca se haya visto por estos lares y seguramente nunca se verá. Su creador fue Frank King y su nombre “Gasoline Alley”.
“Gasoline Alley” empezó a publicarse en el “Chicago Tribune” en 1918 y es el primer slice of life del que se tiene noticia. Un tebeo costumbrista en el que se narraban las vivencias y pequeñas anécdotas diarias de un grupo de vecinos de clase media entre los que pronto irá destacando el bonachón Walt Wallet quien no dudará en adoptar a un bebé abandonado en su puerta, Skeezix, y, a partir de esa relación, se verterbrará la serie hasta nuestros días, haciendo evolucionar y crecer a los protagonistas (hoy por hoy Walt tiene 111 años y Skeezix más de ochenta) e incorporando un rico y variado elenco de personajes secundarios de un microcosmos del que el lector va viendo como pasa la vida con sus pequeños y mágicos momentos, conflictos, anécdotas y miserias, describiendo las costumbres y comportamientos propios de los norteamericanos como ningún estudio antropológico sería capaz.
Sin duda esa cercanía de las situaciones al lector medio ha sido uno de los éxitos de la serie y explique su supervivencia durante tantas décadas en un trabajo artesanal que se ha ido heredando casi como un negocio familiar de padres a hijos, casi con la misma filosofía de la gasolinera que es el negocio de la familia Wallet. De este modo, cuando el creador King dejó la serie le relevaron sus ayudantes, Bill Perry y Rick Moores, y a estos el ayudante de Moores, Jim Scancarelli, que desde mediados de los ochenta es el encargado de la serie.
La tira diaria viene reeditándose desde 2005 en una excelente edición por Drawn&Quaterly bajo el título de “Walt & Skeezix” – ya que por un problema de derechos no podía llevar el título original – de una serie de la que han aparecido cuatro volúmenes que publican y está anunciado el quinto para algún momento de este año. En 2007, apareció un libro de Sunday Press Books, “Sundays with Walt and Skeezix” en el que se recopilaban una muestra de las páginas dominicales que King realizó en la década de los treinta a tamaño original y restauradas.
Más allá de lo utópico de ver la reedición de la tira diaria publicada algún día en España (ya será difícil al ritmo que lleva que se finalice de recopilar la etapa de King en la colección de Drawn&Quaterly) no estaría de más que alguna editorial española – Norma Editorial ya se animó con una edición similar de “Little Nemo in Slumberland” de la que ha publicado dos volúmenes- se decidiera a editar el libro de Sunday Press Books en el que muestra toda la genialidad de King, un auténtico innovador de la narración gráfica a la altura de los McCay, Smith o Herriman que en las Sundays dio lo mejor de sí.
“Gasoline Alley” no es solo un tebeo olvidado más. Es una obra maestra olvidada e ignorada por los lectores de cómics españoles por lo que no estaría de más hacer un esfuerzo para que ese enorme vacío de más de 93 años se llenara de algún modo. Por pedir que no quede.
Un gran artículo sobre las tiras de prensa, en general, y “Gasoline Alley” y Frank King, en particular, aquí.
Más Sundays de “Gasoline Alley”:
“Gasoline Alley” empezó a publicarse en el “Chicago Tribune” en 1918 y es el primer slice of life del que se tiene noticia. Un tebeo costumbrista en el que se narraban las vivencias y pequeñas anécdotas diarias de un grupo de vecinos de clase media entre los que pronto irá destacando el bonachón Walt Wallet quien no dudará en adoptar a un bebé abandonado en su puerta, Skeezix, y, a partir de esa relación, se verterbrará la serie hasta nuestros días, haciendo evolucionar y crecer a los protagonistas (hoy por hoy Walt tiene 111 años y Skeezix más de ochenta) e incorporando un rico y variado elenco de personajes secundarios de un microcosmos del que el lector va viendo como pasa la vida con sus pequeños y mágicos momentos, conflictos, anécdotas y miserias, describiendo las costumbres y comportamientos propios de los norteamericanos como ningún estudio antropológico sería capaz.
Sin duda esa cercanía de las situaciones al lector medio ha sido uno de los éxitos de la serie y explique su supervivencia durante tantas décadas en un trabajo artesanal que se ha ido heredando casi como un negocio familiar de padres a hijos, casi con la misma filosofía de la gasolinera que es el negocio de la familia Wallet. De este modo, cuando el creador King dejó la serie le relevaron sus ayudantes, Bill Perry y Rick Moores, y a estos el ayudante de Moores, Jim Scancarelli, que desde mediados de los ochenta es el encargado de la serie.
La tira diaria viene reeditándose desde 2005 en una excelente edición por Drawn&Quaterly bajo el título de “Walt & Skeezix” – ya que por un problema de derechos no podía llevar el título original – de una serie de la que han aparecido cuatro volúmenes que publican y está anunciado el quinto para algún momento de este año. En 2007, apareció un libro de Sunday Press Books, “Sundays with Walt and Skeezix” en el que se recopilaban una muestra de las páginas dominicales que King realizó en la década de los treinta a tamaño original y restauradas.
Más allá de lo utópico de ver la reedición de la tira diaria publicada algún día en España (ya será difícil al ritmo que lleva que se finalice de recopilar la etapa de King en la colección de Drawn&Quaterly) no estaría de más que alguna editorial española – Norma Editorial ya se animó con una edición similar de “Little Nemo in Slumberland” de la que ha publicado dos volúmenes- se decidiera a editar el libro de Sunday Press Books en el que muestra toda la genialidad de King, un auténtico innovador de la narración gráfica a la altura de los McCay, Smith o Herriman que en las Sundays dio lo mejor de sí.
“Gasoline Alley” no es solo un tebeo olvidado más. Es una obra maestra olvidada e ignorada por los lectores de cómics españoles por lo que no estaría de más hacer un esfuerzo para que ese enorme vacío de más de 93 años se llenara de algún modo. Por pedir que no quede.
Un gran artículo sobre las tiras de prensa, en general, y “Gasoline Alley” y Frank King, en particular, aquí.
Más Sundays de “Gasoline Alley”: