Planeta
publica una nueva entrega de “Los Muertos Vivientes” - la décimo octava ya - que
recoge los números 103 a 108 de la serie regular norteamericana, que no hace
más que reafirmar que ocupando los muertos vivientes un papel meramente
decorativo ya en la serie bien podría retitularse la serie de otro modo .
En
esta nueva entrega, Rick y sus compañeros en la Comunidad de Alexandria han de plegarse a las exigencias del implacable
Negan, un sociópata parlanchín que les obliga a pagar un tributo a cambio de
protección a su grupo de Salvadores. Sin saber que Rick tiene un plan para
acabar con Negan, y pesando que ha traicionado a la Comunidad, Carl se adentra solo en el territorio de los Salvadores para acabar con
él, y vengar a su amigo Glenn.
No
se puede decir que a Kirkman no le falte talento para reinventar la serie desde sus inicios enlazando subtramas y mantener
pese al desgaste el interés convirtiendo lo que en principio era una historia de supervivencia frente a la amenaza de los muertos vivientes que obligaba a la colaboración entre los escasos supervivientes en una historia de
intriga y estrategia en la que el enemigo han dejado de ser los zombis para ser
sustituidos por diversas comunidades distintas enfrentadas entre sí por los escasos recursos.
De
este modo un tanto artificioso y estirado, Kirkman sigue siendo capaz de urdir subtramas
atractivas y cliffhanger y macguffin efectivos, aunque cada vez más forzados, con los que mantener
el interés del personal por unos personajes carismáticos (cada vez van quedando menos por cierto...) con los que el lector ha padecido
durante más de cien números, aunque realmente la serie haya emprendido aparentemente
un viaje sin retorno hacia ninguna parte. Por otro lado, Kirkman sigue siendo
un maestro en mantenerse por delante del lector para que resulte imposible
prever cómo resolverá la entretenida trama que se mantendrá mientras las ventas acompañen.
Lo
que cada vez resulta más difícil de aceptar es el pobre apartado gráfico, con
un Adlard esquemático y descuidado que merma con su pobre dibujo el atractivo
de la trama y con sus bruscas transiciones no hace otra cosa que generar
confusión en los lectores. Vengo reclamando desde hace tiempo que a la serie le
hace falta un cambio de dibujante, pero como parece que este no se va a producir
tendremos que seguir soportando la indolencia del dibujante actual.
En
fin, “Los Muertos Vivientes” sigue y sigue por inercia más que otra cosa
y por lo visto, tiene visos de continuar mientras las ventas aguanten
sorprendiéndonos cada vez menos con cada nueva argucia que al agobiado Kirkman se le
ocurra. Por el bien de todos, espero que la conclusión no se demore
demasiado.