viernes, 17 de enero de 2014

“Battling Boy”, de Paul Pope.





Random House  Mondadori nos ofrece la primera entrega de la última obra del siempre interesante Paul Pope, “Battling Boy” en la que el artista norteamericano ofrece su peculiar reinterpretación pop del folklore popular y la mitología con un vistoso acabado formal.

La ciudad de Arcópolis lleva generaciones asolada por monstruos de los más diversos pelajes que raptan a los niños y atemorizan a los adultos. Parece que solo el héroe de la ciudad  Haggard West es capaz de frenar a los monstruos pero Haggard acaba de caer víctima de los espantajos. Cuando Arcópolis se encuentra en su momento más delicado aparece el Chico Batallador, un niño de origen divino al que sus progenitores han encargado limpiar la ciudad de engendros en un misterioso rito de iniciación. La batalla está servida. ¿Será el pequeño e inexperto Battling Boy capaz de llevar a cabo su misión? ¿Contará con aliados?¿O será traicionado?

Paul Pope es uno de los autores "jóvenes" -bueno, ya no tan joven-  más interesantes de los que pululan en el mainstream norteamericano actual y con un puñado de obras plenamente enmarcadas en el cómic más comercial y de género ha sido capaz de llamar la atención tanto de la crítica especializada más elitista como del gran público manteniendo una aureola de artista e independencia que a otros colegas no se les reconoce. Este “Battling Boy” si acaso no es su obra formalmente más arriesgada  pero sí la que aparentemente tiene la intención más comercial  y la voluntad de llegar a un abanico potencial de lectores más amplio. A pesar de ello, ya desde la aparente ligereza evasiva de su primera lectura “Battling Boy”, el autor   propone de manera más solapada un interesante replanteamiento de los tópicos y convenciones habituales del género superheroico para a partir de los mismo explotar  la esencia misma de los mitos.
Pope en esta primera entrega que asienta las premisas de la serie ofrece su particular revisión del mesianismo clásico y la mitología desde su planteamiento más elemental: la llegada de un mesias en forma de Héroe dispuesto a salvar a los débiles humanos de las amenazas –los monstruos- que les asedian.

 Pope a partir de ese punto de partida clásico vierte en la historia todas las influencias –que son muchas- formales de la (sub)cultura popular que maneja equiparándose, salvando las distancias geográficas, en sus pretensiones conEl Héroede David Rubín, autor con quién parece compartir no sólo las mismas inquietudes sino además proyectos en común.

 Pope construye alrededor de esa efectiva trama clásica una rica, ecléctica  y variada ambientación que se referencia en el “Thor” kirbiano  y la imaginería inspirada a medio camino del “Valeriande Mézières y Christin  y de la “Adèle Blanc-Sec” de Tardi, fundamentalmente.  No son estas las únicas referencias de Pope pues, más allá de los monstruos ciclópeos de serie B como Humbaba (¿otro guiño Kirbiano?), la ciudad de Arcópolis es un atractivo y retro escenario steampunk en el que deambulan personajes de apariencia propia de las primeras décadas del siglo XX entroncados directamente en el Pulp, lo que es especialmente evidente en el personaje de Haggard West, un émulo avejentado de Rocketeer o Airboy, o los miembros de la División 145.

Por otro lado, Pope no descuida en ningún momento la condición juvenil e inexperta de su protagonista, que no deja de remarcar constantemente ya que es un personaje ingenuo inmerso casi por accidente en un mundo que no comprende y fácilmente manipulable en una línea argumental que es de esperar que el autor seguirá explotando en las próximas entregas y que también hemos visto habitualmente ser explotada en el género superheroico..
Con todos estos elementos, Pope despliega toda la potencia visual y colorista de su estilo y su narrativa directa y sin concesiones aprendida del manga  para ofrecer un cómic repleto de onomatopeyas, acción y dinamismo en el que tanto los buenos como los malos tienen su papel muy bien definido y que se devora con fruición de la primera a la última página. Especial mención merece el tratamiento del color de Hillary Sycamore brillante y luminoso en la tradición tanto de los superhéroes y que refuerza en el estilo de Pope un acabado que recuerda al cómic europeo contemporáneo.
Battling Boy” no podía tener una presentación más esperanzadora y sugerente con esta reformulación contemporánea de los mitos y cantares de gesta bajo la apariencia formal de un cómic de superhéroes, visualmente muy atractivo y accesible a todo tipo de lector  al que, como única pega, solo se le puede poner el pequeño tamaño del formato elegido, tanto en la  edición española como en la norteamericana. Habrá que seguir con interés la evolución de las aventuras del Chico Batallador en futuras entregas.