Planeta ha reeditado esta historia bélica que hace unos añitos publicara –y saldara- Norma Editorial en la que dos tipos que en principio nada tendrían que tener en común como el guionista de “100 Balas”, Brian Azarello, y un dibujante que es leyenda vida del cómic norteamericano como Joe Kurbert ("Tor") retomaban un personaje al que el segundo se vinculo durante buena parte de su carrera, el Sargento Rock, en un intento de revival dentro de la línea Vertigo que al final se quedó en la miniserie que se recoge en el volumen.
En 1944, la Compañía Easy y el pelotón comandado por el Sargento Rock intentan avanzar hacia Berlín por el cerrado bosque de Hürtgen frente a la fuerte oposición de lo que queda del ejército alemán. Tras haber hecho prisioneros a unos oficiales alemanes, Rock y los suyos los llevan a la retaguardia cuando son atacados y, en la confusión, los prisioneros son ejecutados. Rock deberá averiguar quién ha asesinado a sangre fría a los prisioneros antes que las sospechas acaben con el vínculo de hermandad que mantiene a su unidad.
Azzarello se aproxima en esta obra al bélico, un género que podría pensarse podría ajustarse bastante bien a su estilo pero que acaba produciendo una obra que pese a su interés inicial acaba resultando un tanto embarullada y confusa. Con astucia, el guionista construye una trama de intriga en medio del conflicto bélico pero este no acaba de funcionar debido en parte a la pobre caracterización de los distintos personajes que aparecen bastante desdibujados respecto a sus versiones más clásicas y la omisión de una de las mejores armas de Azzarello, sus ácidos y mordientes diálogos que en esta obra brillan por su ausencia quizás cohibido por su colaboración con Joe Kubert, un auténtico maestro de la composición narrativa al que le suele sobrar la palabrería. La trama es bastante burda, la dosificación de la intriga inexistente y Azzarello se mueve con bastante torpeza por los trillados senderos del bélico más spielbergriano (o como se diga de "Band of Brothers" y "Salvar al Soldado Ryan") limitándose a cumplir con el encargo.
Realmente, el interés de la obra se centra en el apartado gráfico y poder disfrutar una vez más de la sabiduría gráfica de todo un veterano como Joe Kubert. Papa Kubert demuestra su dominio del género bélico, en general, y de estos personajes, en concreto, con un dibujo vigoroso, expresivo y vibrante que en algunos momentos recuerda a clásicos tan dispares como Milton Caniff o Hugo Pratt.
En 1944, la Compañía Easy y el pelotón comandado por el Sargento Rock intentan avanzar hacia Berlín por el cerrado bosque de Hürtgen frente a la fuerte oposición de lo que queda del ejército alemán. Tras haber hecho prisioneros a unos oficiales alemanes, Rock y los suyos los llevan a la retaguardia cuando son atacados y, en la confusión, los prisioneros son ejecutados. Rock deberá averiguar quién ha asesinado a sangre fría a los prisioneros antes que las sospechas acaben con el vínculo de hermandad que mantiene a su unidad.
Azzarello se aproxima en esta obra al bélico, un género que podría pensarse podría ajustarse bastante bien a su estilo pero que acaba produciendo una obra que pese a su interés inicial acaba resultando un tanto embarullada y confusa. Con astucia, el guionista construye una trama de intriga en medio del conflicto bélico pero este no acaba de funcionar debido en parte a la pobre caracterización de los distintos personajes que aparecen bastante desdibujados respecto a sus versiones más clásicas y la omisión de una de las mejores armas de Azzarello, sus ácidos y mordientes diálogos que en esta obra brillan por su ausencia quizás cohibido por su colaboración con Joe Kubert, un auténtico maestro de la composición narrativa al que le suele sobrar la palabrería. La trama es bastante burda, la dosificación de la intriga inexistente y Azzarello se mueve con bastante torpeza por los trillados senderos del bélico más spielbergriano (o como se diga de "Band of Brothers" y "Salvar al Soldado Ryan") limitándose a cumplir con el encargo.
Realmente, el interés de la obra se centra en el apartado gráfico y poder disfrutar una vez más de la sabiduría gráfica de todo un veterano como Joe Kubert. Papa Kubert demuestra su dominio del género bélico, en general, y de estos personajes, en concreto, con un dibujo vigoroso, expresivo y vibrante que en algunos momentos recuerda a clásicos tan dispares como Milton Caniff o Hugo Pratt.
Kubert no tiene empachos en jugar con las composiciones y las perspectivas para mantener la atención del lector por la lectura más allá de lo trillado de la argumentación y logrando por momentos que la narración se vuelva más interesante de lo que realmente es para acabar desembocando, sin embargo, en un desenlace forzado a golpe de aria operística tan ambicioso como extraño e irreal.
“Sargento Rock: entre el infierno y algo peor” es un bosquejo de la obra que podría haber sido si Azzarello le hubiera puesto algo más de ganas y que lamentablemente deriva hacia el topicazo más ramplón sin que el bueno de Joe Kubert pueda hacer mucho para evitarlo. Lástima de oportunidad perdida.