Lo tengo claro, Robert Kirkman es un revisionista. Si ya en obras anteriores como “Invencible” o “Los muertos vivientes” nos ofreció su particular y renovadora visión de iconos del cómic superheroico, como es el superhéroe adolescente (osease, el primer Spiderman), o del terror, como los zombis, en una interpretación fresca al tiempo que respetuosa con sus claves, en su última serie, “El asombroso hombre lobo”, hace quizás su propuesta más arriesgada al escribir un tebeo de superhéroes cuyo protagonista, un licántropo, y algún secundario más, son criaturas de la noche que adoptan roles ajenos.
Gary Hampton es un hombre de negocios de éxito a punto de cerrar una operación que le ofrecerá pingües beneficios al tiempo que un respetable y cariñoso marido y padre ejemplar. Todo parece irle bien en la vida hasta que una noche es atacado por un hombre lobo en un camping que le traspasa la maldición de la licantropía. Ayudado por Zechariah, un misterioso vampiro, que se convierte en su mentor, Gary será capaz de controlar la transformación y controlar su forma lobuna a voluntad utilizando a partir de ese momento sus poderes para el bien como un superhéroe más mientras ve como su perfecta vida familiar y empresarial se desmorona y los misterios se arremolinan a su alrededor.
Lo que al menos yo presuponía iba a ser una revisión del mito clásico del hombre lobo por arte de Kirkman se convierte en un cómic de superhéroes al uso entretenido, ágil y bien construido merced al profundo conocimiento que el guionista tiene de ambos géneros, como ya demostrara en sus exitosas series mencionada, cuyos elementos aquí entremezcla con habilidad para lograr una curiosa mixtura muy agradable de leer, aunque carezca del elemento sorpresivo de sus otros trabajos y que quizás a los más tradicionalistas eche para atrás.
Kirkman, en este cómic, hace buen muestra de su habilidad para el desarrollo de situaciones y personajes, la construcción de diálogos naturales, las elipsis narrativas y los cliffhangers (una lástima no leer este cómic en su periodicidad bimestral) para ofrecernos un tebeo que se disfruta gracias a su falta de pretensiones, su ritmo trepidante, cargado de acción y humor, y deja al lector con ganas de más al terminar la última página. Kirkman es un narrador muy hábil, que no se obsesiona en narrar todos los aspectos de la historia dejando muchas situaciones simplemente insinuadas mediante élipsis para que sea el lector quien se encargue de rellenar los huecos ganando agilidad y complicidad con aquéllos a los que está destinada la historia.
Me gustaría resaltar también la labor gráfica de Jason Howard, un autor poco conocido en España aunque ya colaborara con Kirkman en un spin-off de “Invencible”, cuyo estilo amable y cartoon me recuerda a autores como Paul Grist, en “Jack Staff”, o Michael Avon Oeming, en “Powers”, que en un principio puede chocar pero al que resulta fácil acostumbrarse y que dota de enorme vivacidad y dinamismo sus composiciones, adecuándose perfectamente con el tono teen de la serie. Howard, como Grist, hace un más que correcto uso de los recursos gráficos del medio, en espedial de las onomatopeyas, la composición de página y el color que le dan un tono moderno, personal y diferente al producto final.
En fin, nos encontramos ante un tebeo divertido con el que pasar un rato de lectura agradable de lo mejorcito que puede ofrecer Image actualmente. Una lástima que la periodicidad bimestral de la serie en Estados Unidos provoque que haya un escaso stock de números (acaba de salir el número 12) y obligue a los lectores españoles esperar por lo menos un año. La edición de Planeta, que reúne los seis primeros números de la colección yanqui incluye un interesante sketchbook sobre como los autores gestaron el diseño definitivo del protagonista y los secundarios, es bastante correcta.
El blog de Jason Howard, aquí.
Gary Hampton es un hombre de negocios de éxito a punto de cerrar una operación que le ofrecerá pingües beneficios al tiempo que un respetable y cariñoso marido y padre ejemplar. Todo parece irle bien en la vida hasta que una noche es atacado por un hombre lobo en un camping que le traspasa la maldición de la licantropía. Ayudado por Zechariah, un misterioso vampiro, que se convierte en su mentor, Gary será capaz de controlar la transformación y controlar su forma lobuna a voluntad utilizando a partir de ese momento sus poderes para el bien como un superhéroe más mientras ve como su perfecta vida familiar y empresarial se desmorona y los misterios se arremolinan a su alrededor.
Lo que al menos yo presuponía iba a ser una revisión del mito clásico del hombre lobo por arte de Kirkman se convierte en un cómic de superhéroes al uso entretenido, ágil y bien construido merced al profundo conocimiento que el guionista tiene de ambos géneros, como ya demostrara en sus exitosas series mencionada, cuyos elementos aquí entremezcla con habilidad para lograr una curiosa mixtura muy agradable de leer, aunque carezca del elemento sorpresivo de sus otros trabajos y que quizás a los más tradicionalistas eche para atrás.
Kirkman, en este cómic, hace buen muestra de su habilidad para el desarrollo de situaciones y personajes, la construcción de diálogos naturales, las elipsis narrativas y los cliffhangers (una lástima no leer este cómic en su periodicidad bimestral) para ofrecernos un tebeo que se disfruta gracias a su falta de pretensiones, su ritmo trepidante, cargado de acción y humor, y deja al lector con ganas de más al terminar la última página. Kirkman es un narrador muy hábil, que no se obsesiona en narrar todos los aspectos de la historia dejando muchas situaciones simplemente insinuadas mediante élipsis para que sea el lector quien se encargue de rellenar los huecos ganando agilidad y complicidad con aquéllos a los que está destinada la historia.
Me gustaría resaltar también la labor gráfica de Jason Howard, un autor poco conocido en España aunque ya colaborara con Kirkman en un spin-off de “Invencible”, cuyo estilo amable y cartoon me recuerda a autores como Paul Grist, en “Jack Staff”, o Michael Avon Oeming, en “Powers”, que en un principio puede chocar pero al que resulta fácil acostumbrarse y que dota de enorme vivacidad y dinamismo sus composiciones, adecuándose perfectamente con el tono teen de la serie. Howard, como Grist, hace un más que correcto uso de los recursos gráficos del medio, en espedial de las onomatopeyas, la composición de página y el color que le dan un tono moderno, personal y diferente al producto final.
En fin, nos encontramos ante un tebeo divertido con el que pasar un rato de lectura agradable de lo mejorcito que puede ofrecer Image actualmente. Una lástima que la periodicidad bimestral de la serie en Estados Unidos provoque que haya un escaso stock de números (acaba de salir el número 12) y obligue a los lectores españoles esperar por lo menos un año. La edición de Planeta, que reúne los seis primeros números de la colección yanqui incluye un interesante sketchbook sobre como los autores gestaron el diseño definitivo del protagonista y los secundarios, es bastante correcta.
El blog de Jason Howard, aquí.
Kirkmania, la página oficial de Robert Kirkman.
Una interesante entrevista a Howard en español, aquí.
Otras obras de Robert Kirkman en El lector impaciente: