Eso pensaba yo ayer, viendo en un telediario una información que recogía la noticia sobre la buena acogida que está teniendo por parte del público la exposición que el museo del Louvre (ya saben, el de París) ha dedicado al cómic patrio mostrando bocetos y originales de autores tan interesantes como
Yslaire, autor junto con el guionista de cine
Jean-Claude Carrière, de "
Le ciel au-dessus du Louvre",
Nicolas de Crécy con su "
Periodo glaciar", del que ya les comenté por
aquí, "
Les sous-sols du révolu" de
Marc-Antoine Mathieu, y "
Aux heures impaires" de
Éric Liberge, y que se mantendrá hasta el próximo 13de Abril.
Una idea redonda de la que salen todos beneficiados, el cómic que se ve reconocido como una expresión cultural a la altura de otras en un marco incomparable; el museo renovando sus propuestas e incrementando el número de visitantes, atrayendo a público que a lo mejor de otro modo no se acercarían a un museo, y, al tiempo, vendiendo en sus tiendas los ejemplares de los cómics expuestos (ya que es coeditoria de los mismos junto a la editoria
Futuropolis).
Una gran idea para compaginar cultura y negocio que debería ser imitada a este lado de los Piríneos. ¿Se imaginan algo así en el Museo del Prado o en el Centro Reina Sofia, exponiendo originales de
Carlos Giménez, Victor de la Fuente, Jordi Bénet o
Josép María Bèa? Pardiez, qué listos son estos galos…
Más datos de la exposición
aquí.